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Reportaje:RAICES

Los muros de una tierra de promisión

Un congreso analiza en Alcalá de Guadaira las fortificaciones que jalonan Andalucía

Las oleadas de inmigrantes que llegan en pateras a las costas andaluzas no hacen sino confirmar una realidad. El sur de la península Ibérica ha sido, a lo largo de los siglos, tierra de promisión y paraíso soñado. Pueblos de todas las geografías han atravesado las lindes andaluzas en busca de un clima amable y unas tierras fértiles. Romanos, visigodos, musulmanes y cristianos jalonan episodios en los que la cultura y la paz se entremezclan con el odio y la guerra. Las tierras de Andalucía han sido un botín codiciado. Su horizonte acoge, por ello, cientos de fortificaciones.

El congreso iniciado el pasado lunes en Alcalá de Guadaíra (Sevilla) sobre fortificaciones en el entorno del Bajo Guadalquivir busca la puesta en valor de este patrimonio para preservarlo. Las jornadas abogan asimismo por que el recuerdo de toda esta nutrida arquitectura defensiva sirva como punto de referencia en un tiempo donde el vínculo entre los conceptos de 'extranjero' y 'bárbaro' parece rebrotar con una fuerza siniestra.

El congreso, que concluirá el próximo 18 de febrero con una jornada de puertas abiertas en el castillo de Alcalá de Guadaíra, está promovido por el Ayuntamiento, la Consejería de Cultura, la Diputación, la Universidad de Sevilla y el Centro de Profesores Alcalá de Guadaíra. El congreso trasciende el ámbito de influencia del Bajo Guadalquivir hasta abarcar otras zonas, como la costa mediterránea o Extremadura. Los organizadores del congreso, cuyo comité científico preside el profesor titular de la Universidad de Sevilla Fernando Amores, reconocen que 'en los últimos años' hay 'una revalorización del estudio de la fortificación medieval, aspecto que, en el caso andaluz, suele centrarse en el caso específico de la fortificación andalusí'.

Los organizadores afirman, en el documento que da cuenta de las líneas maestras del congreso, que 'en el occidente andaluz se adolece de análisis generales sobre la evolución del fenómeno poliorcético desde sus primeras manifestaciones (que se pueden situar hacia el Calcolítico, en torno al tercer milenio antes de Cristo) hasta el último gran periodo castral (durante la Edad Moderna)'.

Alcalá de Guadaíra es un buen ejemplo para comprender cómo Andalucía acoge restos de fortificaciones de todas las civilizaciones que han pasado por sus tierras. Los distintos estudios efectuados sobre El Gandul esbozan un 'importante poblado fortificado' cuya cronología arranca desde el tercer milenio antes de Cristo hasta llegar a la época visigoda, en el siglo VII. En la zona se han podido constatar, 'al menos, dos recintos amurallados, prehistórico y romano'.

El complejo fortificado de la localidad sevillana, conocido popularmente como castillo de Alcalá, puede fecharse 'de forma amplia entre los siglos XII y XV'. Este 'conjunto poliorcético de singular complejidad' se 'superpone a emplazamientos anteriores que se remontan, al menos, hasta la Edad del Bronce (hacia el segundo milenio antes de Cristo)'.

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Finalmente, Alcalá de Guadaíra alberga también otros ejemplos de estructuras defensivas. 'La potencia de estas fortificaciones es muy variable, oscilando entre las torres vigía, las alquerías y cortijos fortificados o auténticas estructuras poliorcéticas casi inéditas, caso del castillo de Marchenilla', señalan los organizadores en su documento de presentación del congreso.

Esta riqueza del patrimonio histórico de la localidad sevillana es un buen botón de muestra del tesoro que forman las fortificaciones de Andalucía.

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