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La UE aumentará el número de observadores en el sur de Serbia

La Unión Europea (UE) ha decidido aumentar, a petición yugoslava, el número de observadores civiles en el sur de Serbia para ayudar a pacificar la zona del valle de Presevo, donde la guerrilla separatista albanesa ha arreciado últimamente los ataques contra la policía y el Ejército serbios. La decisión será formalizada en breve y es resultado de la visita que un grupo comunitario, incluido el alto representante de la UE, Javier Solana, realizó el pasado jueves a Belgrado. Todavía ayer, la breve estancia de mister Pesc despertaba iras en medios próximos a la órbita del ex dictador Slobodan Milosevic y en grupos ultranacionalistas. 'Ha sido una tragedia para el pueblo serbio la visita de uno de los mayores criminales de guerra vivos', sentenciaba en un comunicado el Partido Radical, que tiene una minúscula representación en el nuevo Parlamento de Serbia.

En cambio, para el primer ministro serbio, Zoran Djindjic, el viaje fue positivo. Djindjic declaró que los contactos con la delegación de la UE, presidida por la ministra de Exteriores sueca, Anna Lindh, son un paso más para la integración de la República Federal de Yugoslavia en Europa. 'Ésa debe ser nuestra meta', ha dicho Djindjic, quien, sin embargo, no oculta el deseo de establecer relaciones económicas privilegiadas con Rusia.

La UE dispone de dos unidades móviles de apenas una decena de observadores no armados en la zona de Presevo, en Bujanovac y en Vranje, tres localidades serbias limítrofes con Kosovo, en el perímetro de seguridad de cinco kilómetros marcado por la ONU, y que la guerrilla albanokosovar pretende conquistar. Los Quince han decidido enviar al menos una misión más.

Pacificar el área

La función de estos observadores es, por el momento, de simple información, y no de mediación, algo que, por otra parte, las autoridades serbias rechazan. El Gobierno de Djindjic ha preparado un plan, todavía con muchos puntos oscuros, para la pacificación del área, habitada por unas 60.000 personas; de ellas, algo menos de la mitad viven en la zona delimitada. Belgrado quiere reducir el perímetro de seguridad a un kilómetro e integrar a la minoría albanesa. La guerrilla, compuesta por algo más de medio millar de combatientes, ya ha anunciado que no acepta el plan y que seguirá luchando.

Mientras, el futuro de Milosevic es últimamente fuente de todo tipo de especulaciones, incluida la de una inminente detención. El ex dictador sigue haciendo vida normal en su residencia del elegante barrio de Dedinje. El primer ministro Djindjic se limita a afirmar que el Gobierno ha iniciado un proceso de recopilación de pruebas que pudieran servir para incriminar a Milosevic y que las próximas semanas serán cruciales.

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[La asociación de familias de 1.300 serbios y no albaneses desaparecidos en Kosovo comenzó ayer una campaña de recogida de firmas reclamando a Belgrado su liberación, informa France Presse].

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