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LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

La Embajada de España en Quito se encuentra desbordada por las peticiones de emigrantes

Protegidos con sombrillas o sombreros durante el día, y provistos de plásticos y otros cobijos rudimentarios durante la noche, una multitud de hasta 2.000 personas espera cada día su turno ante el Consulado de España en Quito. El Ayuntamiento ha colocado un par de inodoros portátiles en la acera y una gran cantidad de vendedores de alimentos se han instalado en los alrededores.

Ollas gigantescas calientan en las aceras las comidas típicas, las mismas que se pueden encontrar en las zonas que ocupan los inmigrantes ecuatorianos en el parque de El Retiro en Madrid durante los fines de semana. Los negocios vecinos han colocado cercas para proteger la entrada a sus instalaciones.

Los inmigrantes y sus familiares, algunos de los cuales dicen que su espera se ha prolongado hasta dos noches, se quejan de que existen personas que venden los turnos en la cola y de que el trato que reciben de los funcionarios no siempre es el mejor. Los medios de comunicación locales se hacen eco de estas cuitas y difunden la imagen de que la Embajada española hace sufrir a los ecuatorianos.

La situación social

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El embajador Cerro admite que hay quien vende su turno, aunque evidentemente ése no sea un problema generado por la delegación que dirige sino por una situación social en la que 'muchos están muy mal' y algunos de éstos se instalan en la acera, 'incluso con familiares y niños', para intentar sacar de la cola algún dinero. Pero rechaza que las esperas sean producto de algún tipo de negligencia y subraya que el esfuerzo que se está haciendo es 'tremendo'.

'La mayoría de los ecuatorianos que van a trabajar a España entran como turistas y, al cabo de tres meses, cuando su situación deviene ilegal, envían, si lo tienen, un contrato de trabajo aquí para que sus familiares les tramiten el visado correspondiente. El año pasado tramitamos más de 42.000 de esas solicitudes y expedimos más de 12.300 visados de trabajo por cuenta ajena. Ahora mismo estamos atendiendo el día que menos a 700 personas. Ayer [por el pasado martes], por ejemplo, atendimos a 920 personas. Creo que es todo un récord para embajadas mucho más dotadas que la española, incluso para la de Estados Unidos, que estoy seguro que no atiende ni la mitad de peticiones', dice Cerro.

La Embajada de España en Quito ni siquiera está dotada de un consulado, tiene simplemente una sección consular, al frente de la cual se encuentra uno de los tres diplomáticos adscritos a la delegación. Hace dos años, contaba sólo con dos auxiliares administrativos y una telefonista. Ahora, al hilo creciente del flujo de ecuatorianos, suma ya diez auxiliares y la telefonista. Pero estos medios siguen siendo claramente insuficientes y no hay muchas perspectivas de que aumenten.

'Tenemos seis líneas telefónicas que están permanentemente colapsadas y, aunque nuestro horario es de nueve a una, seguimos hasta las seis de la tarde. Hay una plaza de diplomático vacante, que espero que se cubra pronto, y también vamos a intentar contratar a auxiliares eventuales, pero el Ministerio de Exteriores siempre ha tenido un presupuesto bajo', comenta el embajador Cerro.

La Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores indica que mucho más no se puede hacer y confía en que el Ministerio de Trabajo, que tiene personal especializado en la tramitación de contratos, aporte quizás algo de personal para hacer frente a la oleada de los que puedan retornar ahora, al amparo de un acuerdo que les promete una vía 'especial', más rápida y eficaz, de obtención del visado.

'Estamos construyendo un módulo en el jardín que nos permitiría atender a 200 o 300 personas más al día, ahora mismo tenemos hasta problemas de espacio. La embajada no tiene más que un recibidor con dos ventanillas para ecuatorianos y otra para españoles. El lunes viene un arquitecto del ministerio para ver si no convendría dejar aquí el consulado y llevar la embajada a otro edificio', informa el embajador Cerro.

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