Una improbable moción de confianza

¿Por qué razón tendría que plantear el presidente Jordi Pujol una cuestión de confianza ante el Parlament, como le requiere el líder de la oposición, Pasqual Maragall? En términos legales, Pujol no tiene por qué hacerlo, porque la ley deja la decisión en manos del Gobierno. Y si el gobierno no quiere, a la oposición no le queda otro recurso que la moción de censura.

Maragall entiende que el nombramiento de un conseller en cap significa un cambio drástico en la forma de gobernar, en el formato del gobierno, hasta ahora aplicado por Pujol. Y que eso requiere no sólo una explicación convincente, sino la renovación de la confianza de la Cámara al Gobierno.

La ley del Parlament, del President y del Consell Executiu dice, en el artículo 90.1, que el presidente, previa deliberación del Gobierno, 'puede plantear expresamente ante el Parlament la cuestión de confianza sobre su programa o sobre una decisión de excepcional trascendencia'. La confianza se entenderá otorgada cuando obtenga la mayoría simple de los votos emitidos. Y si el Parlament no la concede, se procederá a la elección de un nuevo presidente.

Otra cosa es que Maragall y otros muchos políticos y observadores catalanes piensen, como piensan, que en la práctica Pujol es incapaz de delegar. Y que ese nombramiento de un consejero jefe no es más que la creación de una plataforma de lanzamiento publicitario para Artur Mas.

Pero Pujol fue a las elecciones autonómicas de 1999 sin anunciar que iba a modificar la forma de dirigir el gobierno aplicada por él durante 19 años consecutivos. Quince meses después de las elecciones cambia de opinión y delega sus funciones ejecutivas para lo que resta de legislatura, haciendo suyo el planteamiento con el que sobre este asunto concreto había concurrido a las elecciones su rival de aquel momento, Maragall. En teoría, Mas debería ser ahora quien dirigiera el gobierno No ha podido hacerlo porque, como es notorio, su nombramiento ha provocado una crisis en el Gobierno y la coalición que lo sustenta.

¿Entra este cambio en la consideración de 'decisión de excepcional transcendencia'. Los juristas indican que este es un concepto jurídico indeterminado, y a esa pregunta habrá por lo tanto quien responda que si y quien diga que no. No hay duda, sin embargo, de que Pujol ha tomado una decisión 'excepcional', pues en 20 años sólo la ha adoptado una vez, ésta. Y también puede considerarse excepcional que haya delegado para todo lo que resta de legislatura. Que, además, lo haya hecho al precio de provocar una seria crisis en la coalición y el gobierno permite opinar que se trata de un hecho de trascendencia.

Se entiende que Pujol no quiera ni oir hablar de moción de confianza. No hay ninguna duda de que, en caso de riesgo, tanto Unió como el PP darán sus votos a Pujol en el Parlament. Pero esto no obvia, sin embargo, que si ahora mismo tuvieran que ser consecuentes con lo que han defendido en las últimas semanas, no podrían hacerlo. Los 14 diputados de Unió no podrían votar una confianza pedida para avalar un nombramiento, el de Mas, que consideran 'innecesario, partidista y unilateral'. Y los 12 diputados del PP no deberían dar esa confianza porque su presidente ya dijo hace tres semanas que no apoyaría a CiU si la crisis se reeditaba.

Eso significaría que Pujol se quedaría con los 42 votos de Convergència, frente a, por lo menos, los 55 de socialistas e Iniciativa Verds. ¿Se comprende por qué no va a haber moción de confianza?