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EN PORTADA

Silicon Valley vuelve a nacer

La caída de las 'puntocom' deja a la zona exhausta, pero convencida de que el 'crash' es positivo

Ha sido la mayor y más rápida acumulación legal de riqueza de la historia, repiten los que han sobrevivido a la sacudida. El valle de la prosperidad, la innovación, la productividad y el pleno empleo se convirtió, entre 1996 y 2000, en la región donde el Nasdaq creaba 64 millonarios diarios, los capitalistas de riesgo se peleaban por los emprendedores, y los salarios duplicaban la media estadounidense. Por eso, en el Silicon Valley de comienzo de milenio, los de siempre no se lamentan de que los problemas de las puntocom hayan dañado especialmente a esta zona, donde cientos de empresas han tenido que cerrar y miles de personas han perdido su empleo. La nueva economía existe, dicen, pero no está en las puntocom que han poblado San José y Palo Alto en estos años. El Valle, como lo llaman, ha vuelto a la normalidad, aunque nadie niega que la herida que ha dejado la explosión de la burbuja ha sido profunda y dolorosa.

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La segunda vida de Silicon Valley

El Valle del Silicio es un lugar repleto de contradicciones. Para empezar, no hay silicio en esta zona, que se extiende entre San Francisco y San José, e incluye 35 ciudades de los condados de Santa Clara, San Mateo, Alameda y Santa Cruz. Pero, ¿por qué es la meca de la tecnología? 'Fue una confluencia de razones históricas y casualidades', explica Rubén Barrales, el presidente de Joint Venture Silicon Valley (JVSV), una organización en la que los gobiernos locales y las empresas trabajan 'para que la región progrese', explica.

La mayoría de expertos menciona diversas inversiones gubernamentales en la industria de defensa, que inundaron la zona de ingenieros y técnicos, la creación de las universidades de Stanford y Berkeley, los primeros trabajos de Bill Hewlett y David Packard y el tiempo soleado, como los factores que convirtieron a El Valle en la tecnología hecha región. Es el lugar donde se realizó la primera emisión radiofónica comercial del mundo y donde se han inventado los microprocesadores, los ordenadores personales, los videojuegos o el diseño 3D.

Exportaciones

Es también, o parece, el paraíso de la macroeconomía. A principios de los 90, Silicon Valley se convirtió en la región que más exportaba de todo Estados Unidos, la productividad por empleado creció el 8% anual, y la renta per cápita aumentó en toda la década de los 90 un 36%, mientras la media nacional está en el 17%. Los ingenieros estaban haciendo negocios, y demostraron hacerlos muy bien. 'Los Hewlett y Packard, Moore y Noyce, o Jobs y Wozniak [fundadores de HP, Intel y Apple, respectivamente] era gente que amaba la tecnología, que llegó a El Valle para innovar, pero estos rebeldes y geeks [empollones] se convirtieron, de repente, en los perfectos hombres de negocios', explica Richard Brandt, columnista de la revista Upside y uno de los editorialistas más influyentes de El Valle.

Hasta que llega Internet. Cuando la red empieza a demostrar que puede convertirse en la revolución económica del nuevo siglo, el panorama de Silicon Valley cambia radicalmente, más que nunca en su centenar de años como centro mundial de la innovación. La revolución tiene un nombre propio, Netscape. Esta compañía creó el primer navegador de Internet, una herramienta que permitía recorrer la red de forma simple y rápida. Pero para El Valle, 'fue algo muy extraño', recuerda Brandt. 'Era una empresa que no tenía beneficios, que desarrolló un producto cuyo objetivo era extenderse como la pólvora pero que era gratuito, y aún así se las arregló para encontrar financiación y salir a Bolsa', explica Brandt. El 8 de agosto de 1995, Netscape llegaba al Nasdaq y su cotización tuvo que estar retenida durante una hora y media por la cantidad de peticiones de compra que había en el mercado -algo así le pasó a Terra Net-works cuatro años después-. Al final del día, Netscape valía 4.200 millones de dólares, 92 veces más de lo que se preveía en su folleto de salida al parqué, y sus fundadores, entre ellos el universitario Marc Andreesen, eran billonarios.

El modelo Netscape

'Fue en ese momento', recuerda Brandt, 'cuando los inversores de capital riesgo de El Valle empezaron a pensar que era posible crear una empresa, establecer una marca, crecer sin beneficios, sacar la compañía rápidamente a Bolsa y recuperar la inversión'. Netscape fue el modelo para cientos de empresas, muchas de ellas construidas bajo la certeza 'de que estaban lejos de cualquier posibilidad racional de obtener beneficios futuros', explica Franklin Pitch Johnson que, con sus 72 años, es uno de los inversores de capital riesgo más experimentados de Silicon Valley. 'Cuando los patos hacen cuac, hay que alimentarlos, y aquí los patos eran los mercados de valores', explica, para justificar la avidez de los capitalistas de riesgo.

Fue un círculo vicioso. Había fabulosas cantidades de dinero fluyendo en Silicon Valley, 'fabulosas', asegura Stephen Cohen, profesor de economía de la Universidad de Berkeley. La zona se pobló de jóvenes master de administración de empresas 'que simplemente querían hacerse muy ricos', dice Brandt, empujados 'por los capitalistas de riesgo, que invertían en cualquier idea más o menos plausible', añade Johnson. Todo ello creó la famosa burbuja, 'que estaba empujada por la comunidad financiera, por Wall Street', añade Cohen.

Las cifras son obscenas. Durante los últimos cuatro años, han surgido unos 250.000 millonarios en Silicon Valley, y la creación de empleo se ha disparado a un 5% anual, una cifra 'insostenible', según Barrales. Los precios de las viviendas y las oficinas se dispararon, pero seguían faltando empleados cualificados -unos 160.000 en 2000, según JVSV- y gestores experimentados, unos trabajadores que los capitalistas de riesgo exigían y a los que las pequeñas puntocom sólo podían atraer a través de opciones sobre acciones. Mientras la máquina creamillonarios del Nasdaq funcionó, no hubo problema. Y aunque 'todos en el Valle sabían que estallaría', dice Johnson, 'nadie quería dejar de ganar dinero fácil'.

Entonces fue cuando Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal, decidió subir los tipos de interés tres veces a principios de 2000. 'Los inversores cambiaron de dirección, dijeron a las puntocom que debían dejar de gastar dinero y obtener beneficios, pero la mayoría no estaban preparadas', recuerda Brandt.

Pérdidas y cierres

Lo que queda es un gran erial. El Nasdaq perdió un 39% de su valor en 2000; al menos 210 empresas de la Red cerraron, el 30% de ellas en California, según datos de Webmergers. Las salidas a Bolsa se han estancado, y las fusiones han caído a los niveles de 1998. Pero es algo que tenía que pasar, coinciden los expertos, y aunque podría haber sido un aterrizaje suave más que una desastrosa caída en picado, es saludable que haya sido así.

'He vivido muchos ciclos en este valle' recuerda Pitch Johnson, 'y ahora es difícil encontrar financiación, hasta para las buenas ideas. Las cosas son bastante normales', concluye. Richard Brandt acaba de formar su propia puntocom, una empresa llamada EFounders para ayudar a emprendedores, y coincide en esta idea: 'Nos ha costado mucho arrancar algo que hace un año nos habría supuesto una llamada de teléfono', dice.

El fin de la exuberancia puntocom ha dejado cicatrices en El Valle. Hay una clara consecuencia económica. 'Hemos dejado que los mercados financieros conduzcan la economía mucho más que en ningún otro momento del pasado', advierte Stephen Cohen desde Berkeley. La edad de oro de las puntocom demostró que los fundamentos (beneficios, cash flow) no determinan la cotización en Bolsa; por el contrario, es el valor de la acción el que determina la capacidad de endeudamiento o compra de una empresa. Pitch Johnson explica la lección aprendida: 'Puedes hacer dinero en la turbulencia, pero eso es especulación. Los negocios no pueden construirse sin crecimiento ni rentabilidad, pero los emprendedores lo olvidaron, y los inversores lo sabían, pero prefierieron olvidarlo también'.

Otra consecuencia ha sido el cambio social. Muchas personas se han arruinado porque confiaron en que sus stock options equivalían a dinero. Los políticos están preocupados porque los niños de la región prefieren ponerse a trabajar antes que terminar su bachillerato, así que El Valle genera analfabetos en lugar de empleo cualificado. Y además, 'el carácter de Silicon Valley ha cambiado', dice Brandt. El columnista sonríe, y pone un ejemplo: 'Había docenas de sitios de comida para perros. Pero, ¿conoce usted a alguien que diga 'sí, la comida para perros es mi pasión', o 'quiero ser un pionero en tiendas para mascotas'? No. Sólo querían hacer mucho dinero. Los pioneros de Silicon Valley querían cambiar el mundo, y lo han hecho, pero la pasión por la tecnología ha dado paso a la avaricia. Y cuando falta la pasión', concluye, 'los negocios suelen fallar'.Ha sido la mayor y más rápida acumulación legal de riqueza de la historia, repiten los que han sobrevivido a la sacudida. El valle de la prosperidad, la innovación, la productividad y el pleno empleo se convirtió, entre 1996 y 2000, en la región donde el Nasdaq creaba 64 millonarios diarios, los capitalistas de riesgo se peleaban por los emprendedores, y los salarios duplicaban la media estadounidense. Por eso, en el Silicon Valley de comienzo de milenio, los de siempre no se lamentan de que los problemas de las puntocom hayan dañado especialmente a esta zona, donde cientos de empresas han tenido que cerrar y miles de personas han perdido su empleo. La nueva economía existe, dicen, pero no está en las puntocom que han poblado San José y Palo Alto en estos años. El Valle, como lo llaman, ha vuelto a la normalidad, aunque nadie niega que la herida que ha dejado la explosión de la burbuja ha sido profunda y dolorosa.

El Valle del Silicio es un lugar repleto de contradicciones. Para empezar, no hay silicio en esta zona, que se extiende entre San Francisco y San José, e incluye 35 ciudades de los condados de Santa Clara, San Mateo, Alameda y Santa Cruz. Pero, ¿por qué es la meca de la tecnología? 'Fue una confluencia de razones históricas y casualidades', explica Rubén Barrales, el presidente de Joint Venture Silicon Valley (JVSV), una organización en la que los gobiernos locales y las empresas trabajan 'para que la región progrese', explica.

La mayoría de expertos menciona diversas inversiones gubernamentales en la industria de defensa, que inundaron la zona de ingenieros y técnicos, la creación de las universidades de Stanford y Berkeley, los primeros trabajos de Bill Hewlett y David Packard y el tiempo soleado, como los factores que convirtieron a El Valle en la tecnología hecha región. Es el lugar donde se realizó la primera emisión radiofónica comercial del mundo y donde se han inventado los microprocesadores, los ordenadores personales, los videojuegos o el diseño 3D.

Exportaciones

Es también, o parece, el paraíso de la macroeconomía. A principios de los 90, Silicon Valley se convirtió en la región que más exportaba de todo Estados Unidos, la productividad por empleado creció el 8% anual, y la renta per cápita aumentó en toda la década de los 90 un 36%, mientras la media nacional está en el 17%. Los ingenieros estaban haciendo negocios, y demostraron hacerlos muy bien. 'Los Hewlett y Packard, Moore y Noyce, o Jobs y Wozniak [fundadores de HP, Intel y Apple, respectivamente] era gente que amaba la tecnología, que llegó a El Valle para innovar, pero estos rebeldes y geeks [empollones] se convirtieron, de repente, en los perfectos hombres de negocios', explica Richard Brandt, columnista de la revista Upside y uno de los editorialistas más influyentes de El Valle.

Hasta que llega Internet. Cuando la red empieza a demostrar que puede convertirse en la revolución económica del nuevo siglo, el panorama de Silicon Valley cambia radicalmente, más que nunca en su centenar de años como centro mundial de la innovación. La revolución tiene un nombre propio, Netscape. Esta compañía creó el primer navegador de Internet, una herramienta que permitía recorrer la red de forma simple y rápida. Pero para El Valle, 'fue algo muy extraño', recuerda Brandt. 'Era una empresa que no tenía beneficios, que desarrolló un producto cuyo objetivo era extenderse como la pólvora pero que era gratuito, y aún así se las arregló para encontrar financiación y salir a Bolsa', explica Brandt. El 8 de agosto de 1995, Netscape llegaba al Nasdaq y su cotización tuvo que estar retenida durante una hora y media por la cantidad de peticiones de compra que había en el mercado -algo así le pasó a Terra Net-works cuatro años después-. Al final del día, Netscape valía 4.200 millones de dólares, 92 veces más de lo que se preveía en su folleto de salida al parqué, y sus fundadores, entre ellos el universitario Marc Andreesen, eran billonarios.

El modelo Netscape

'Fue en ese momento', recuerda Brandt, 'cuando los inversores de capital riesgo de El Valle empezaron a pensar que era posible crear una empresa, establecer una marca, crecer sin beneficios, sacar la compañía rápidamente a Bolsa y recuperar la inversión'. Netscape fue el modelo para cientos de empresas, muchas de ellas construidas bajo la certeza 'de que estaban lejos de cualquier posibilidad racional de obtener beneficios futuros', explica Franklin Pitch Johnson que, con sus 72 años, es uno de los inversores de capital riesgo más experimentados de Silicon Valley. 'Cuando los patos hacen cuac, hay que alimentarlos, y aquí los patos eran los mercados de valores', explica, para justificar la avidez de los capitalistas de riesgo.

Fue un círculo vicioso. Había fabulosas cantidades de dinero fluyendo en Silicon Valley, 'fabulosas', asegura Stephen Cohen, profesor de economía de la Universidad de Berkeley. La zona se pobló de jóvenes master de administración de empresas 'que simplemente querían hacerse muy ricos', dice Brandt, empujados 'por los capitalistas de riesgo, que invertían en cualquier idea más o menos plausible', añade Johnson. Todo ello creó la famosa burbuja, 'que estaba empujada por la comunidad financiera, por Wall Street', añade Cohen.

Las cifras son obscenas. Durante los últimos cuatro años, han surgido unos 250.000 millonarios en Silicon Valley, y la creación de empleo se ha disparado a un 5% anual, una cifra 'insostenible', según Barrales. Los precios de las viviendas y las oficinas se dispararon, pero seguían faltando empleados cualificados -unos 160.000 en 2000, según JVSV- y gestores experimentados, unos trabajadores que los capitalistas de riesgo exigían y a los que las pequeñas puntocom sólo podían atraer a través de opciones sobre acciones. Mientras la máquina creamillonarios del Nasdaq funcionó, no hubo problema. Y aunque 'todos en el Valle sabían que estallaría', dice Johnson, 'nadie quería dejar de ganar dinero fácil'.

Entonces fue cuando Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal, decidió subir los tipos de interés tres veces a principios de 2000. 'Los inversores cambiaron de dirección, dijeron a las puntocom que debían dejar de gastar dinero y obtener beneficios, pero la mayoría no estaban preparadas', recuerda Brandt.

Pérdidas y cierres

Lo que queda es un gran erial. El Nasdaq perdió un 39% de su valor en 2000; al menos 210 empresas de la Red cerraron, el 30% de ellas en California, según datos de Webmergers. Las salidas a Bolsa se han estancado, y las fusiones han caído a los niveles de 1998. Pero es algo que tenía que pasar, coinciden los expertos, y aunque podría haber sido un aterrizaje suave más que una desastrosa caída en picado, es saludable que haya sido así.

'He vivido muchos ciclos en este valle' recuerda Pitch Johnson, 'y ahora es difícil encontrar financiación, hasta para las buenas ideas. Las cosas son bastante normales', concluye. Richard Brandt acaba de formar su propia puntocom, una empresa llamada EFounders para ayudar a emprendedores, y coincide en esta idea: 'Nos ha costado mucho arrancar algo que hace un año nos habría supuesto una llamada de teléfono', dice.

El fin de la exuberancia puntocom ha dejado cicatrices en El Valle. Hay una clara consecuencia económica. 'Hemos dejado que los mercados financieros conduzcan la economía mucho más que en ningún otro momento del pasado', advierte Stephen Cohen desde Berkeley. La edad de oro de las puntocom demostró que los fundamentos (beneficios, cash flow) no determinan la cotización en Bolsa; por el contrario, es el valor de la acción el que determina la capacidad de endeudamiento o compra de una empresa. Pitch Johnson explica la lección aprendida: 'Puedes hacer dinero en la turbulencia, pero eso es especulación. Los negocios no pueden construirse sin crecimiento ni rentabilidad, pero los emprendedores lo olvidaron, y los inversores lo sabían, pero prefierieron olvidarlo también'.

Otra consecuencia ha sido el cambio social. Muchas personas se han arruinado porque confiaron en que sus stock options equivalían a dinero. Los políticos están preocupados porque los niños de la región prefieren ponerse a trabajar antes que terminar su bachillerato, así que El Valle genera analfabetos en lugar de empleo cualificado. Y además, 'el carácter de Silicon Valley ha cambiado', dice Brandt. El columnista sonríe, y pone un ejemplo: 'Había docenas de sitios de comida para perros. Pero, ¿conoce usted a alguien que diga 'sí, la comida para perros es mi pasión', o 'quiero ser un pionero en tiendas para mascotas'? No. Sólo querían hacer mucho dinero. Los pioneros de Silicon Valley querían cambiar el mundo, y lo han hecho, pero la pasión por la tecnología ha dado paso a la avaricia. Y cuando falta la pasión', concluye, 'los negocios suelen fallar'.

La verdadera revolución

A pesar de los errores cometidos y reconocidos en Silicon Valley, sólo han pasado cinco años desde que Internet irrumpió en el escenario económico estadounidense; menos aún, si pensamos en el resto del mundo. Por eso, nadie en El Valle duda de su tremendo potencial y, de hecho, el capital riesgo no ha dejado de fluir (se duplicó en 2000, hasta los 17.000 millones de dólares). El economista Stephen Cohen explica la revolución: 'La e-conomía supone millones y millones de cambios microeconómicos que sólo comenzamos a vislumbrar, y que ya están creando cambios macroeconómicos, como en la productividad'.

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