Las vías de la nostalgia
La línea Madrid-Aranjuez nació como un proyecto empresarial del banquero malagueño José de Salamanca, que obtuvo la concesión del tramo ferroviario entre Madrid y los tres grandes puertos del este peninsular: Alicante, Cartagena y Valencia. La nueva vía convirtió a Madrid en punto clave del mercado nacional y actualmente sigue utilizando su trazado original como base para una de las líneas de cercanías más dinámicas.
La historia recuerda que, en la segunda mitad del siglo XIX, el popular Tren de la Fresa se convirtió en el cauce por el que fluía gran parte de la vida económica y social del sur regional. Una de las primeras consecuencias fue que los productos de la huerta de Aranjuez empezaron a alegrar los hábitos algo monótonos de la cocina madrileña. Los trenes actuales cumplen ahora funciones similares para el público de la localidad que se dirige diariamente a la capital. En sentido inverso, también permiten al madrileño urbanita hallar en poco tiempo un escenario menos contaminado para sus horas de ocio.
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