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Aznar acusa a los socialistas de seguir dictados ajenos y de no ofrecer alternativas

'Me apetece bajar a la tierra', afirma el presidente en la proclamación de Fraga como candidato

El presidente del Gobierno y del PP admitió así ayer en Santiago, ante las más de 3.000 personas que desbordaron el Palacio de Congresos, que le han hecho mella las críticas de la oposición a su falta de iniciativa en las últimas semanas ante los problemas que se le han acumulado y que él minusvaloró como 'las tres cositas'.

Sin citar jamás ni al PSOE ni a su secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, Aznar le respondió: 'Yo digo, a ver si a usted se le ocurre alguna propuesta que no sea un disparate, porque hasta ahora todo ha sido no, y además de decir que no, ¿qué pone encima de la mesa? No hay nada'.

Aznar le recomendó a Zapatero 'tranquilidad, calma y lecciones las justas'. En ese contexto, recordó las críticas que ha recibido de los socialistas, por reclamar recientemente apoyo a su proyecto político para los próximos diez años 'vitales y cruciales en los que España se juega estar entre los mejores'. Y para remachar, afirmó que 'sólo el PP será capaz de echarse a la espalda los problemas y ambiciones de España sin demagogia'. A pesar de que confesó que no quería recordar lo que ha tenido que arreglar en estos años, sí arremetió contra los socialistas por su reacción ante varios asuntos de Estado candentes.

Piedras contra el tejado

Sobre la sentencia de la Audiencia Nacional contra la congelación salarial de los funcionarios, Aznar advirtió a los que le dicen 'la tontería' de lo 'cara le va a salir al Gobierno' -'como si tuviésemos en el cajón un billón de pesetas', espetó- que están 'tirando piedras contra su tejado'. Aznar interpreta que el PSOE no defiende la separación de poderes, las reglas del Estado de derecho, de las Cortes y del Gobierno para definir la política económica.

Fue ahí cuando aconsejó a Zapatero que evite el seguidismo de grupos ajenos al PSOE: 'Hay algunos líderes a los que desde algunos sitios les dicen todos los días lo que tienen que hacer, algo que sucede desde hace años, y así les ha ido'.

En esa línea, el presidente lamentó la táctica de la oposición de arremeter contra 'todo lo que se mueva', y que le 'dé igual incluso hablar de las vacas locas'. Ésa fue su única alusión al mal que ocupa y preocupa ahora a toda la sociedad gallega, la más afectada por esa enfermedad.

Sí se refirió a ese problema el vicepresidente primero, Mariano Rajoy, que en su intervención en ese acto de proclamación de Fraga solicitó la ayuda de la oposición en ese asunto. Los partidos que no están en el Ejecutivo tienen 'la obligación moral y política de arrimar el hombro', dijo.

Aznar sí habló largo y tendido sobre el Plan Hidrológico Nacional en una región en la que no ha parado de llover en cuatro meses; sobre la Ley de Extranjería, que apenas tiene aquí incidencia; sobre la reforma de la justicia; la ley de estabilidad económica y otros de sus múltiples proyectos. Fue cuando pidió a su partido, en contraposición al PSOE, que no confunda el rumbo. Y concluyó con la promesa de que ante los próximos retos electorales se muestra 'dispuesto a pasar tiempo', en este caso en Galicia, donde se implicará con visitas y giras en los próximos meses. 'Me apetece bajar a la tierra', exclamó.

Aznar ironizó mucho al principio de su discurso sobre las dudas de su partido para designar de nuevo a Fraga candidato a la presidencia de la Xunta. 'Te queremos' en la acepción 'más amplia posible', le dijo. Luego se mofó de las posibilidades reales del Bloque Nacionalista Galego (BNG) y del PSOE de ganar en las urnas al veterano político gallego.

El jefe del Ejecutivo alertó de que los problemas aún existentes en esta comunidad 'no se resuelven desde el entusiasmo radical ni con los que pactan o con los que son copartícipes de los radicales, ni con los amigos de Estella ni con los que pactan con los amigos de Estella', dijo en referencia al BNG, firmante de la Declaración de Barcelona junto al PNV y CiU.

En esa actitud de reproches, el dirigente del PP rememoró su estrategia de la última campaña para cuestionar la decisión del PSOE de alcanzar 'los acuerdos y pactos más extravagantes con tal de que el PP no siguiera' en el Gobierno de algunas ciudades. En esa misma línea abundó durante su intervención el secretario general del PP, Javier Arenas, que descalificó a los adversarios de Fraga en las urnas: 'No son alternativa, son una opción destructiva'.

'Un marciano en las nubes'

Desde el PSOE no se hizo esperar la respuesta al presidente del Gobierno. El portavoz socialista en el Congreso, Jesús Caldera, recogió las palabras literales de Aznar sobre su deseo de bajar a la tierra para constatar la confirmación de que este Ejecutivo 'está desbordado' y el presidente 'es un marciano que está en las nubes'.

Caldera aprovechó para criticar que el Ejecutivo lleve 'holgazaneando siete meses, desde las vacaciones de verano', y se preguntó si aún está a tiempo de aterrizar para solventar el cúmulo de problemas que se le han agolpado, como el mal de las vacas locas, el submarino nuclear averiado en Gibraltar, el síndrome de los Balcanes, la inflación o los conflictos con el Poder Judicial por la sentencia contra la congelación salarial o el indulto al ex juez Javier Gómez de Liaño, condenado por prevaricación.

Caldera cree que ya es tarde. Y subraya que en poco tiempo se ha roto la imagen de un Gobierno resolutivo, eficaz y dialogante.

El portavoz socialista rechazó que el PSOE no tenga alternativas y que responda a todo con negativas, como le reprochó el jefe del Gobierno. Así recordó que fue el PSOE el promotor del pacto antiterrorista y el presidente el que en principio lo intentó descartar. Al dirigente socialista le resultó muy reveladora la imagen de ayer de Aznar unido a Fraga como la fusión de un 'proyecto decrépito del pasado que no está con la gente sino en las nubes'.

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