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Una treintena de piezas sintetizan en una muestra toda la versatilidad artística de Rafael Ruiz Balerdi

Rafael Ruiz Balerdi (San Sebastián, 1934; Altea, 1992), fundador del histórico grupo Gaur, halló el reconocimiento sin haberse trabajado la popularidad. Su obra le consagró como un artista camaleónico, capaz de sorprender por la fuerza expresiva de una pintura, un dibujo a lápiz sobre papel, una acuarela o lo que él llamó tizas. La galería Altxerri de San Sebastián muestra hasta el próximo 20 de febrero 31 piezas que sintetizan su trabajo en todas estas disciplinas y que demuestran que el soporte no fue para el pintor más que un medio en el que plasmar sus obsesiones.

La galería donostiarra (Reina Regente, 2) comienza el año con una exposición que permite constatar la versatilidad de uno de los más grandes artistas que ha dado el País Vasco, con obras nunca antes vistas en la capital guipuzcoana. Permite además adivinar los senderos que podría haber tomado si no le hubiese sorprendido la muerte prematura en Altea (Alicante), a sus 57 años.

Altxerri ha seleccionado cuatro de la última docena de cuadros que el artista pintó durante sus últimos dos meses de vida. Se trata de óleos de gran formato, que apuntan a nuevas maneras. Está el Balerdi de la pincelada fragmentada y nerviosa, pero también renace, como dice Juan Ignacio Velilla, responsable de la galería, 'un Rafa más geometrizado y otro de formas más trabajadas'. En todos, eso sí, se reconoce la pincelada del artista donostiarra y su singular plasmación del paisaje colorista desde el expresionismo abstracto. Dijo el crítico Francisco Calvo Serraller en una ocasión que Balerdi nunca trató de 'trascender ni enfrentarse a la naturaleza, sino fundirse con ella' y es precisamente lo que atestiguan estos lienzos de su última etapa.

Acuarelas

Lo mismo ocurre con las acuarelas colgadas de las paredes de la sala. Altxerri ha encontrado varias piezas que muestran parte del proceso de creación que siguió el artista en determinados momentos. 'Hemos encontrado', señala Velilla, 'acuarelas relacionadas con sus cuadros, una especie de bocetos que inspiraron algunos de sus cuadros' de gran formato. En ellas se aprecian formas y gamas de color, de alguna manera apuntes sobre los que él construía sus óleos'.

La exposición, la quinta monográfica que la galería dedica al artista en los últimos diez años, también muestra algunas de sus grandes tizas, piezas que marcaron su trabajo entre 1977 y 1985. A su regreso de Madrid a San Sebastián, Ruiz Balerdi volcó toda su fuerza creadora en hojas de embalar, ocultas tras grafismos multicolores. 'Nunca le preocupó el soporte', apunta Velilla; 'lo único que él quería era pintar'. La prueba está en que no le importó hacer arte de los materiales más modestos.

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El pintor donostiarra sorprendió en esta disciplina como en las otras, que le elevaron a la cumbre de la pintura. De hecho, está considerado como una de las figuras más emblemáticas de la vanguardia vasca de las últimas décadas, aunque nunca buscó la fama. Calvo Serraller escribió en 1990: 'Es un hecho no publicitado, pero absolutamente cierto: Rafael Ruiz Balerdi es uno de los pintores más intensos, más coherentes y más auténticos de nuestro país. ¿Por qué entonces, su nombre no suena? No hay que buscar ninguna conspiración de silencio: simplemente, Balerdi como Van Gogh, está a lo suyo, y lo suyo es pintar'.

En sus primeros años sí conoció un mayor protagonismo público. Ruiz Balerdi fue en 1966 uno de los fundadores del grupo Gaur, la Escuela Vasca de la que también formaron parte, entre otros, los escultores Jorge Oteiza y Eduardo Chillida y los pintores Amable Arias, Remigio Mendiburu y Zumeta. Entonces se presentaron con un manifiesto como 'un frente cultural o un colegio, una compañía de nuevos artistas vascos'.

Ruiz Balerdi participó en los célebres Encuentros de Pamplona en 1972, fue protagonista de una muestra individual en el Museo San Telmo donostiarra dos años más tarde y expuso en la Dirección General de Bellas Artes de Madrid. Pero a partir de entonces se apartó de los foros públicos y se dedicó a las tizas y los lienzos, a su pincelada ágil y su lluvia de colores.

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