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Columna
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Agravios

Humano es que a ninguna autoridad (humana, al fin y al cabo) le venga de gusto que le afeen públicamente la conducta, y menos si la regañina procede de una institución emparentada con la voluntad popular: de un alto comisionado de las Cortes valencianas. Pero el dilatado memorial de agravios que en los últimos días se están vertiendo sobre la Sindicatura de idem, a cuenta del informe desfavorable sobre la prolongación de Blasco Ibáñez, pasa de castaño oscuro. La argumentación es deleznable: la señora Caballero, adjunta al fallecido Luis Fernando Saura, lo es a propuesta del Partido Socialista... ergo doña Emilia actúa como sicaria de la oposición. De ahí a reprocharle que adopte iniciativas 'mientras ocupa el cargo provisionalmente', y a exigirle que dimita, sólo ha faltado el paso que va desde el enojo hasta el más puro dislate.

Olvidan, los protagonistas de tan bochornosa reacción, que la Sindicatura realiza actuaciones regladas y emite resoluciones informadas por reconocidos técnicos, además de jurídicamente argumentadas. Independientemente de quien la encabece. No consideran que quienes ahora han intervenido en el asunto del Cabanyal fueron contratados por el mismo Saura propuesto por el PP, y que Emilia Caballero goza desde hace mucho de un indiscutible renombre como abogada y luchadora por la igualdad.

Naturalmente que será relevada de su responsabilidad actual, en cuanto los grupos parlamentarios se pongan de acuerdo para alcanzar los dos tercios del total de votos. Pero alegar temporalidad no deja de ser un absurdo, puesto que la sustitución fue legal y la institución no puede paralizar su actividad ni renunciar a sus facultades. ¿Qué se pretende, que vegete durante meses e incluso años en la inacción? A lo peor es eso: encenagar, desprestigiar con tanto desbarro a quien puede actuar de Pepito Grillo en el hombro de un Pinocho borracho de mayoría absoluta.

O soy una navegante muy torpe, o en la página web de la Generalitat y las Cortes sólo se informa algo de una Sindicatura , la de Cuentas. No sé si las cuentas están claras, pero desde luego los agravios se espesan por momentos.

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