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Columna
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Al resto, Zaplana

La conferencia de Joan Ignasi Pla en el Club de Encuentro Manuel Broseta sirvió, entre otras cosas, para evidenciar un cambio cualitativo en el estilo de oposición de los socialistas valencianos, cada vez más alineados con el modelo Zapatero. El PP, hasta la fecha, había intentado con cierto éxito presentar al secretario general del PSPV ante la opinión pública como el Señor No, un dirigente político intransigente, correoso e incapaz de reconocer cualquier logro del gobierno Zaplana por obvio que éste fuera. Frente a esta imagen, Pla aprovechó su comparecencia del pasado jueves para ofrecer la cara del Señor sí, pero... Sí al AVE, pero que se haga. Sí a la Acadèmia, pero que respete la letra y el espíritu de la ley que la hace posible. Sí al PHN, pero desde el consenso y desde una gestión moderna de los recursos hídricos. Sí a la reforma del Estatuto, pero que el Consell mueva ficha y empiece por modificar la Ley de Gobierno.

El secretario general del PSPV colocó uno a uno todos los llamados 'temas de Estado' en el terreno de juego del presidente de la Generalitat, salvo el de la fusión de cajas (un laberinto que evitó deliberadamente para no sacar del apuro al Consell y porque está por ver qué piensa al respecto), para que Zaplana restara desde el fondo.

El PP devolvió ayer la primera pelota y se le fue fuera de la pista. Pla, en su conferencia, había apostado por una reforma del Estatuto que contenía un paso previo: la reforma de la Ley de Gobierno para que el presidente tuviera capacidad para disolver las Cortes y convocar elecciones anticipadas. La propuesta, tal vez, no sea muy afortunada desde el punto de vista jurídico, pero es evidente que tiene una carga política de primera magnitud, como han reconocido el resto de los partidos en la oposición, porque obliga a los populares a demostrar con hechos su voluntad de profundizar en el autogobierno.

La respuesta no ha podido ser más desalentadora: balones fuera y retórica parlamentaria. El presidente Zaplana dijo en una ocasión que, en punto a la reforma del Estatuto, llegaría tan lejos como fuera el PSOE. Pla empezó a caminar el jueves y la réplica ha llegado en forma de zancadilla. El poder valenciano es una pancarta olvidada en un desván del Palau de la Generalitat.

El secretario de los socialistas valencianos aprovechó la conferencia en el Club de Encuentro para mostrar los titulares de su propuesta política; sus argumentos para cerrar lo que él denomina 'agenda vieja' del Consell y alguna de sus alternativas de futuro. Ahora, debe explicar con detalle la letra gruesa y conseguir que su organización sea capaz, mediante acciones parlamentarias y manifestaciones públicas, de actuar como una orquesta afinada y no como la banda del Mirlitón. No sea cosa que en lugar de tener que restar Zaplana desde el fondo de la pista, los pelotazos le lleguen desde sus propias filas. Cosas peores se han visto en el PSPV de los últimos tiempos.

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