Las manos de Teófila
Tratando del oscurantismo que desde hace dos meses mantienen los dos principales representantes de un ente público local suscitado a raíz de una denuncia presentada por quien suscribe, y archivada por la titular de un juzgado de Cádiz, denuncia contra el delegado especial del Estado en aquel ente público, básicamente por mentiroso. Preguntada por la prensa, la pasada noche escuché en una televisión local a la señora Martínez Saiz, alcaldesa del Ayuntamiento de los gaditanos y, por lo tanto, presidenta de la Zona Franca, decir algo así como: 'No voy a poner la mano en el fuego, como hacen otros. Yo soy muy seria con estas cosas'.
Si se preside algo, será porque se tendrán méritos para hacerlo. Si, además, desde los dos sillones -y habiendo trabajado juntos largo tiempo, con idénticos fines- se alardea de seriedad y de honestidad en el desempeño de esos cargos, esas aclaraciones no ofrecerían el menor esfuerzo haberlas realizado en su momento. A menos, claro está, que ocupemos esos honorables cargos solamente para celebrar presuntos éxitos, incluso con gravosa publicidad con cargo al erario público, y por no querer asumir los riesgos de los 'fracasitos' compartiéndolos con los demás. Sería un fraude añadido.
En tanto no se demuestre lo contrario, pues, presumiblemente el perjurio de un alto cargo público no está penado, la presunta seriedad de esos cargos se limita a escriturar notariales mentiras desde sus nueve, diez... siete u ocho poltronas de sendos consejos de administración. Y, lo que es aún peor: aquí nadie se va a quemar aunque se hayan puesto las botas a costa de los ciudadanos.
¿Se entiende o será preciso decirlo también en latín, para que nos enteremos todos?-
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