Un parque para celebrar el Tercer Milenio
Para conmemorar el nuevo siglo XXI San Sebastián va a apostar por un innovador proyecto urbano en claves de sostenibilidad y de recuperación de espacios para la convivencia ciudadana. El objetivo es impulsar un auténtico Parque Central capaz de figurar entre los mejores de Europa, objeto de visita obligada y referencia paisajística y cultural de San Sebastián en el Tercer Milenio.
Superados los tiempos en los que cada ciudad quería incorporar a cualquier precio un gran edificio efímero, nuestro proyecto estrella para iniciar el milenio no será de hormigón, sino algo que, como los monumentos del románico, dentro de 500 años todavía sea mas bello y testimonio de una época. Se trata de una idea ambiciosa que consiste en la recuperación a fondo de un parque, con un coste de 1.500 millones de pesetas, que se ejecutará por fases en cinco años.
Con estas intenciones he convocado un concurso internacional de proyectos para la renovación del parque. Queremos lograr la participación de los mejores expertos y seguir así el espléndido precedente del concurso realizado para la construcción del Auditorio Kursaal, que ha permitido a la ciudad contar con una obra arquitectónica de vanguardia del arquitecto Rafael Moneo.
San Sebastián tiene una tradición de vanguardia -desde el siglo XIX, en que se derribaron sus murallas- a la hora de diseñar su modelo de desarrollo urbano. Cortázar, Goikoa y Ugartemendía, arquitectos magistrales de la construcción del Ensanche, plantearon proyectos urbanísticos que fueron ejemplares entre las ciudades europeas de la época por sus equipamientos públicos: plazas, parques, jardines y edificios emblemáticos.
Pues bien, contamos con ese espacio de excepción llamado Parque de Cristina-Enea, legado a los donostiarras por don Fermín de Lasala, quien construyó en la segunda mitad del siglo XIX, en los confines de la ciudad, un palacio rodeado de un parque diseñado por el famoso jardinero francés Pierre Ducasse.
Este parque adquirirá con el próximo desarrollo urbano una centralidad de la que hasta el momento carecía y se convertirá en el eje vertebrador de las nuevas áreas residenciales, terciarias y los equipamientos claves que se ubicarán en el entorno de Mundaiz, como la estación intermodal de trenes y autobuses.
Su papel, hasta ahora un tanto desaprovechado, cambia radicalmente al avanzar la ciudad por los terrenos de Riberas de Loiola como área residencial, y por los desarrollos urbanísticos que se empiezan a ver en el Paseo Duque de Mandas, con el Palacio de Justicia, las 400 viviendas de protección oficial en Atotxa, la instalación de piscinas cubiertas en la zona degradada de Zuhaizti y el nuevo Paseo del Urumea con el puente de Mundaiz. Sin olvidar el reto de la imprescindible reconversión de usos del gran edificio de Tabacalera, reivindicado por el Ayuntamiento, que deberá vincularse al parque y río Urumea.
La conexión con los nuevos barrios será posible a través de la futura pasarela peatonal sobre el río, un acceso directo desde Riberas de Loiola. También con Amara y el centro de la ciudad por medio de la construcción de un ascensor y otra pasarela sobre la Renfe en el Paseo del Urumea. A ello hay que añadir su buena comunicación con los barrios de Egia y Gros. Además, y dada la proximidad de la estación de Atotxa, el área será aún más accesible como consecuencia de la nueva red de transporte ferroviario -la llamada Y vasca-, la llegada del tren de alta velocidad, o la mejor oferta de los trenes de cercanías.
El Parque de Cristina-Enea es un diamante en bruto que debe convertirse en el pulmón verde más internacional de la ciudad. Ello requiere un tratamiento global de restauración y adaptación al papel que va a jugar en la ciudad por su estratégica posición, sus especiales valores paisajísticos y sus potencialidades artísticas y medioambientales.
El parque tendrá 12 hectáreas y se sitúa, en parte, sobre una pequeña colina que forma el último meandro del río Urumea. Está en estudio su ampliación mediante la incorporación de un territorio llano colindante en la margen del río Urumea, conocido como Ibai-Alde, lo que permitiría dotarle de otro acceso desde el barrio de Loiola.
Cristina-Enea necesita una renovación, un conjunto de intervenciones que, respetando básicamente su configuración y la riqueza del arbolado, permita aplicar las nuevas tendencias de las escuelas de jardinería y paisajismo. Se trata de adaptar el concepto de antiguo jardín privado de principios de siglo a su carácter público, poniendo en valor todas sus potencialidades y dotándole de una identidad que transmita valores estéticos y valores éticos de libertad, tolerancia y solidaridad.
Es urgente resolver los problemas de infraestructuras básicas, como la recogida de aguas pluviales, drenaje del parque, nuevos accesos, tratamiento de caminos y ruinas, renovación del estanque, edificios y del mobiliario urbano.
Una escuela-taller abordará la restauración del palacio, que podría albergar un centro de estudios especializado en las temáticas de sostenibilidad y derechos humanos, gestionado por la Universidad, así como la conversión del pabellón de la capilla en una sala polivalente que permita tanto exposiciones temporales sobre cuestiones relacionadas con la ecología y el medio ambiente, como una exposición permanente que explique la red de parques y espacios naturales de valor artístico en San Sebastián.
Debemos potenciar el parque como ámbito para la convivencia ciudadana y disfrute de la naturaleza. Y como resultado del concurso se definirán espacios de estancia, de paseo, juegos para los niños; se obtendrá la recuperación de puentes, estanques y manantiales, plantas aromáticas y actuaciones pedagógicas que permitan seguir la evolución de árboles y flores en las distintas estaciones del año.
Además, el parque puede convertirse en un mirador de 360º sobre la ciudad, porque la vista es fantástica, y en un lugar de intervenciones artísticas de carácter estable y efímero. Buscamos su incorporación al circuito de espacios y centros artísticos que ya son expresión de la interrelación entre arte y naturaleza (Urgull, Chillida-Leku, Peine del Viento, rocas varadas del Kursaal, San Telmo, Palacio Miramar, Arteleku...).
Porque Donostia no se resigna a instalarse en la nostalgia de su pasado, estoy decidido a incorporar la innovación y la dimensión cultural en el tratamiento de los espacios públicos. Por eso vamos a invertir en mejorar nuestra mayor riqueza, los espacios verdes, convencido de que la apuesta por la sostenibilidad y la extensión cultural son imprescindibles para el futuro de todos los donostiarras y para generar nuevos elementos de atracción y riqueza en el siglo XXI.
Odón Elorza es alcalde de San Sebastián.
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