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Los espectadores europeos de cine llegaron a los 800 millones en los 90

El público europeo acude cada vez más a las salas de cine. Un fenómeno que coincide con el éxito de las películas norteamericanas entre los espectadores. En 1998 se vendieron en las más de 10.000 salas de cines de la Unión Europea un total de 796 millones de entradas, según los datos publicados ayer por Eurostat, un 38% más que a principios de la década de los noventa. Pero todavía queda mucho para llegar a los 4.000 millones de entradas registrados en 1955. Los franceses son los mayores amantes del séptimo arte.

La llegada de la televisión a los hogares provocó a mediados de los años cincuenta una caída espectacular en el número de entradas vendidas en las salas de cine europeas. El color y el cinemascope no lograron invertir esta tendencia durante los años setenta y ochenta. El punto de inflexión se sitúa en los primeros años de los noventa. La asistencia del público se ha incrementado a un ritmo de entre el 6% y el 10% anual, y se ha pasado de 577 millones de entradas vendidas en taquilla en 1990 a 796 millones en 1998.

Las inversiones realizadas en el sector, en la modernización de las salas y en los servicios conexos son un factor importante que explica el incremento en el número de entradas vendidas en las taquillas durante la década de los noventa. Las producciones nacionales están siendo otro de los elementos determinantes en este retorno de los espectadores europeos a los cines. Pero sigue siendo el éxito de las películas norteamericanas la principal atracción del público hacia la gran pantalla, con el 75% de las producciones totales.

La mitad que en EE UU

Los europeos van menos al cine que los ciudadanos norteamericanos, según las estadísticas de Eurostat. En 1998 se vendieron 2,1 entradas por habitante en los Quince países de la UE (2,8 en España), mientras que en Estados Unidos se vendió más del doble (5,5 entradas por habitante). Los espectadores europeos gastaron una media de 11,5 euros para ir al cine ese año (9,8 euros en España) y los norteamericanos, 23 euros. En Luxemburgo y Francia es donde más gastan (18,7 euros y 15,5 euros respectivamente).

El precio medio de la entrada en la UE es de 5,4 euros, 1,2 euros más que en Estados Unidos. Las disparidades de precio entre los Estados son enormes: de los 7,4 euros de la entrada en una sala de cine sueca y los 7,2 euros en una británica, a los 3,1 euros que cuesta entrar a ver una película en Portugal o los 3,6 euros en España. Los 15,5 euros que cuestan las salas de cine francesas no impidieron que fueran al cine 170 millones de espectadores (20% del total de la UE).

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