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UNIVERSIDAD | MENOS ESTUDIANTES

Los rectores vascos ven la caída de alumnos como una oportunidad para mejorar

Montero, Abrego y Retegui confían en que los recursos económicos no sufran una merma

Los rectores de las universidades del País Vasco abordan el futuro de la enseñanza superior con optimismo. Las reflexiones de Manuel Montero, rector de la UPV; José María Abrego, de la Universidad de Deusto, y Javier Retegui, de Mondragon Uniber-tsitatea, sobre el descenso en el número de matriculaciones son comunes en un punto: la disminución de alumnos es una oportunidad de mejora. Del mismo modo, expresan su confianza en que la pérdida de estudiantes no llevará consigo un recorte en los medios económicos de los que disponen las universidades que dirigen.

'El descenso en el número de alumnos no podría calificarse de positivo o negativo. En todo caso, cabría suponer que constituye una oportunidad para mejorar la docencia y la investigación. Durante años nos hemos quejado de la masificación. No tiene sentido que ahora nos lamentemos de que la evolución demográfica nos permita acabar con la masificación e incrementar la calidad de la enseñanza'. Estas palabras de Manuel Montero condensan la opinión que merece a los rectores de las universidades vascas la continua disminución en la cantidad de estudiantes que acude a sus aulas.

Lejos de cualquier atisbo de alarmismo, los máximos responsables de los centros de enseñanza superior en el País Vasco afrontan con calma una realidad que no les ha pillado de sorpresa. De hecho, sus equipos han elaborado planes estratégicos para lograr la mejor adaptación posible a una transformación esperada. Nuevas titulaciones y mayor oferta en los cursos de posgrado son algunas de las medidas contempladas.

No obstante, los cambios nunca son sencillos como señala el rector de Deusto. 'No se puede negar que la reducción del número de estudiantes de licenciaturas produce una crisis, tanto en el entusiasmo de los profesores, como en las dudas sobre la adecuación de los títulos a las necesidades reales', explica José María Abrego. A su juicio, estas dificultades se acentúan en el caso de los centros privados: 'Para las universidades no públicas, la disminución de la natalidad supone un problema serio de financiación y subsistencia', apunta el máximo responsable de Deusto.

Personalización

También Javier Retegui plantea la caída en el número de alumnos como un aspecto preocupante. Sin embargo, el rector de la universidad de Mondragón insiste en sus beneficios. 'La reducción del número de estudiantes en las aulas permitirá desarrollar un modelo de enseñanza más personalizado y cercano al alumno, posibilitando en mayor medida el aprendizaje práctico y la relación entre alumno y profesor, entre otras cuestiones', señala.

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Si no positiva, la caída en las matriculaciones tampoco será perjudicial en el montante de recursos destinados a la enseñanza superior. Tal es el juicio de los tres rectores. 'El Estado de bienestar seguirá y a la universidad se dedicarán buenas cantidades, incluso crecientes. En España existe todavía cierto margen de crecimiento para ponernos al nivel de otros países', indica Abrego.

En este sentido, el rector de la UPV, Manuel Montero, asegura que la investigación, uno de los pilares de la enseñanza superior, no se verá afectada por este hecho. 'La nueva situación permitirá continuar con la mejora en la investigación, con mayores recursos de personal y una investigación más planificada'.

Respecto a la posibilidad de que la reducción en el número de universitarios permita compensar la demanda laboral de titulados y diplomados con su oferta, los rectores consultados son optimistas, aunque el de Deusto advierte contra una excesiva adecuación. 'La formación universitaria no es exclusivamente para una profesión determinada. No hay más que ver la cantidad de profesionales que no se dedican primariamente a lo que su título universitario suponía. Y eso es bueno. Pero también es verdad que la universidad debe hacer un esfuerzo de profesionalización en algunos títulos, de pensar en el servicio que hoy necesita la sociedad e, incluso, es necesario adelantarse y prever las necesidades futuras. Las humanidades, estoy convencido, tienen un futuro nuevo si pensamos en esa dirección'.

Soluciones y retos

La UPV, al igual que los otros centros universitarios vascos, cree en las virtudes de la previsión ante las transformaciones que acarrea el descenso en las matriculaciones. En esa senda se puede incluir su plan de nuevas titulaciones, puesto en marcha el pasado curso, que concluirá dentro de cuatro años con la implantación de 15 nuevas titulaciones. Según el análisis del vicerrector de Profesorado y sociólogo Víctor Urrutia, éste es sólo uno de los múltiples cambios que esperan a la universidad. Así, en la relación de alumnos por titulaciones se producirán variaciones. Este hecho, junto con la creación de nuevas carreras, tendrá una consecuencia directa en la ordenación actual del profesorado. 'Estas modificaciones pueden provocar un desequilibrio interno en el profesorado. Por ello, hemos elaborado un plan para reequilibrar los recursos humanos en departamentos y centros', explica Urrutia. La calidad de éstos será un elemento destacado para afrontar en las mejores condiciones el previsible aumento de la competencia entre universidades. Además, la captación de alumnos no se dirigirá, como hasta ahora, únicamente hacia el sector de jóvenes que han concluido la enseñanza secundaria. 'A la Universidad está llegando ya una demanda nueva, la de los profesionales que requieren una mayor especialización y la de los prejubilados, que son cada vez más, que buscan una dedicación para su tiempo libre y una enseñanza gratificante', argumenta.

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