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THE NEW YORK TIMES | REVISTA DE PRENSA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

'Ciudadanos, no súbditos'

En un frío y lluvioso día en Washington tuvo lugar uno de los rituales públicos más tranquilizadores llevado a cabo esta vez por George W. Bush al asumir la presidencia. (...) El hasta ahora gobernador de Tejas comenzó su mandato con uno de los discursos más elocuentes de su vida pública. Sus principales líneas argumentales fueron la integración y la compasión. (...) La jornada estuvo impregnada de historia y de un palpable simbolismo de continuidad con un carácter más válido y duradero que nunca, tras una de las elecciones presidenciales más tumultuosas. (...) La presencia estoica del vicepresidente saliente, Al Gore, sirvió para recordar a Bush que consiguió su victoria electoral sin la mayoría del voto popular. (...) La toma de posesión de un nuevo presidente está siempre cargada de historia. Y esto ha pasado de una forma especial con Bush. Siendo joven, asistió a tres ceremonias en las que su padre, George H. W. Bush, tomó posesión de su cargo como vicepresidente y presidente. (...) Bush quiso que su toma de posesión fuera un rito de renacimiento que pudiera asociarse con su mensaje y su época, al enfatizar que llevaría a la Casa Blanca un 'nuevo compromiso' construido de acuerdo con los valores más intrínsecos de la nación. (...) La oscura luz de un día invernal estuvo compensada (...) por la promesa implícita en el discurso de Bush de que 'todos merecen una oportunidad'. (...) Si gobierna con ese espíritu, Bush podrá llevar a la nación a una nueva época de integración y justicia social.

Nueva York, 22 de enero

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