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19 heridos y 30 arrestados en el primer River-Boca de la temporada

El primer River Plate-Boca Juniors de la temporada futbolística, un clásico de los torneos de verano argentinos, no pudo acabar peor: gritos, lágrimas, 19 heridos, destrozos, pánico, 30 aficionados detenidos... El partido, interrumpido 18 minutos en la primera parte por una violenta pelea entre la barra brava del River y los agentes, fue suspendido a siete del final, cuando el Boca ganaba por 1-0 y los hinchas del River arrojaron piedras y butacas contra Riquelme, jugador del Boca, y el asistente del árbitro.

Ocho policías y 11 aficionados heridos, más de 30 personas arrestadas -liberadas más tarde- y un sentimiento general de que 'esto no puede ir a más' fue el resultado del triste espectáculo. La pelea comenzó al cuarto de hora de juego, cuando la policía trató de impedir que la barra brava del River desplegara una bandera de unos diez metros. Las nuevas normas de seguridad prohíben que los aficionados entren con 'trapos', como les llaman, de más de un metro.

El ataque con porras de los agentes fue contestado con piedras y la policía respondió lanzando bombas de gases. Los hinchas, enfurecidos, destrozaron puestos de venta de bocadillos y gaseosas y se enfrentaron a los guardias en medio del pánico de los que huían de la tribuna y saltaban desesperados hacia las plateas.

La policía había montado un operativo de seguridad con mil agentes y los espectadores debieron pasar tres controles antes de entrar al estadio. ¿ Cómo entró, entonces, la barra brava del River con la bandera que provocó la reacción policial? Los seguidores de diversos equipos y la policía están en pie de guerra desde el final de la temporada anterior. Cualquier partido supone una excusa para el combate entre ellos.

Gases lacrimógenos

El viento extendió el gas lacrimógeno como una niebla sobre el campo, irritó los ojos de los jugadores y el árbitro y les obligó a refugiarse en los vestuarios.

La empresa de televisión que organiza y promueve los torneos veraniegos prometía una fiesta y, en medio de la batalla campal en la tribuna del River, trataba de convencer a los protagonistas para que siguieran jugando como si no pasara nada.

Carlos Bianchi, el entrenador del Boca, quería retirar a su equipo. El del River, Américo Gallego, se quejaba porque la tribuna del suyo había quedado casi vacía y la del Boca seguía colmada de espectadores: 'Es injusto. Ellos van a tener más aliento que nosotros'.

El partido debió suspenderse en ese momento, pero los organizadores y la policía dieron garantías de seguridad que el árbitro, Héctor Baldassi, aceptó. Tras la reanudación, el clima era de tensión. En la segunda parte, después de que el Boca marcase su gol y el delantero Barijho lo festejara ante la tribuna del River, la bronca se desató contra el asistente, al que se le reclamaba un fuera de juego. A siete minutos del final, cuando iba a lanzar un saque de esquina, Riquelme fue recibido con piedras y butacas arrancadas. Entonces fue cuando el árbitro suspendió el partido.

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