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Reportaje:

Chucherías en la dieta ideal

Dos especialistas en nutrición de la Complutense ofrecen 100 recomendaciones para los más pequeños

Mábel Galaz

La dieta de los niños madrileños es aceptable, pero puede mejorarse. Con ese propósito, las doctoras Ana Requejo y Rosa Ortega, del Departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense, se han lanzado a resolver en un libro las 100 preguntas más comunes que les hacen los padres de cómo debe ser la alimentación de los más pequeños. Sus conclusiones, según Ortega, llegan desde la experiencia que han obtenido a lo largo de más de 20 años de trabajo. Ellas están empeñadas en acabar con algunos tópicos tales como que la televisión ayuda a que un niño coma o que no se puede tomar una naranja y leche a la vez, o que hay que obligar a los críos a comer.

También defienden alimentos lúdicos como, por ejemplo, las chucherías. Afirman que en una dieta ideal también se deben incluir estos dulces. 'Es comprensible y admisible el consumo de golosinas, pero hay que evitar que estos productos desplacen de la dieta otros alimentos necesarios', explica Ortega.

'Una correcta alimentación siempre es importante, pero más aún cuando se trata de la alimentación de los más pequeños. De su nutrición depende en gran manera su crecimiento tanto físico como intelectual. Comer bien ayuda además a no caer en la anorexia, una enfermedad tan común ahora entre los jóvenes', agrega.

Éstas son algunas de las recomendaciones que ambas expertas hacen en un libro distribuido entre los pediatras.

- Dieta ideal. La propuesta incluye entre dos y cuatro raciones de lácteos al día; dos y tres raciones de carne, pescado y huevos; entre seis y ocho raciones de cereales y legumbres; de dos a cuatro raciones de fruta o zumos y entre tres y cinco raciones de verduras y hortalizas distribuidas entre las cuatro o cinco comidas diarias.

- Alimentos buenos y malos. No hay que hacer esta distinción. Lo correcto es la presencia adecuada de unos y otros en una dieta mixta. Todos ellos son asumibles en una alimentación equilibrada.

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- ¿Carne o pescado? Cuando se come carne se siente una plenitud gástrica mayor, pero la calidad proteica es similar. Si bien la bondad de la grasa del pescado es muy superior a la de la carne. Por tanto, la mejor recomendación es variar mucho.

- La pasta no engorda. La idea de que el pan y la pasta engordan es equivocada y contribuye a desprestigiar estos alimentos haciendo que disminuya su presencia en las dietas. Los niños, por su actividad y crecimiento, deben tomar energía de fácil utilización. El pan y las pastas, junto con el arroz y otros cereales y legumbres, constituyen una buena fuente de energía.

- Leche desnatada. La leche entera es un alimento muy completo, ya que contiene casi todos los nutrientes: agua, lactosa, grasas y proteínas, entre otros. Cuando a la leche se le retira la grasa se eliminan las vitaminas liposolubles. Por eso, la leche desnatada sólo está indicada en niños que padezcan alguna patología.

- Alergias. Casi todos los alimentos pueden producir este tipo de reacciones. Sin embargo, los que las condicionan con mayor frecuencia son leche, huevos, trigo, maíz, legumbres, frutos secos y pescados.

- El número de comidas. Los niños tienen unas elevadas necesidades de nutrientes, por lo que deben hacer un mínimo de cuatro o cinco comidas al día. Si se concentran todos los alimentos en dos o tres, existe más riesgo de que sufran carencias y que su dieta sea más desequilibrada.

- Leche y naranja. No existe ninguna razón para evitar tomar juntos estos alimentos, aunque es una idea bastante extendida que la leche se corta al entrar en contacto con la naranja. Sin embargo, la leche cuando llega al estómago lo primero que hace es cortarse, ya que es el primer paso en su digestión.

- Sin televisión. No es aconsejable ver la televisión y comer a la vez. Comer es un acto biológico pero también de convivencia y cultural. Existe la posibilidad de un consumo atropellado si se combinan alimentos y pantalla.

- Un niño inapetente. Descartada la presencia de razones orgánicas, un niño puede comer poco para llamar la atención o también puede atravesar una fase de crecimiento más lento y tener necesidades inferiores. Intentar presionar a los críos para que coman o estimular su apetito con cosas que le gustan no es un buen procedimiento.

- Alimentación y estudios. Cuando un niño está desnutrido o tiene una dieta desordenada sufre trastornos que se manifiestan en cansancio, apatía y falta de atención, lo que puede llevar al absentismo escolar.

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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