Sindicatos y oposición piden recursos para atender a los alumnos inmigrantes

Los centros escolares son cada vez más multiculturales. Si el curso pasado había 25.049 inmigrantes en las aulas de la Comunidad de Madrid, este año son ya 35.704, un 42% más que en el curso 1999-2000. La mayor concentración de alumnos extranjeros se produce en los colegios e institutos de la capital, donde estudia un 63,2% de los chavales inmigrantes. En segundo lugar está la dirección del área territorial sur, con el 15%. La oeste cuenta con el 9,76%; la este, con el 7,6%, y la norte, con el 4,9%.

La Consejería de Educación considera que el número de inmigrantes 'todavía es asumible' por las estructuras, pero la oposición y los sindicatos opinan que el ritmo de crecimiento de los recursos está 'muy por debajo' del necesario.

De los 35.000 escolares inmigrantes, 6.200 son marroquíes y 1.118 son portugueses. La Consejería de Educación carece de datos sobre la nacionalidad del resto, si bien ha constatado un notable aumento de ecuatorianos.

No todos los chicos inmigrantes cuentan con un refuerzo educativo en los centros. Tan sólo 11.252 estudiantes procedentes de otros países -frente a los 8.524 del curso pasado- están considerados como alumnos de compensatoria, esto es, que desconocen la lengua o presentan un desfase escolar de al menos dos años con respecto al nivel educativo que les correspondería según su edad por no haber estado escolarizados o haberlo estado de forma deficiente en su país de origen.

¿Está la escuela preparada para este incremento de inmigrantes? María Antonia Casanova, directora de Compensación Educativa, cree que el número de inmigrantes es 'todavía asumible' por las estructuras educativas. En la región hay 652 docentes que se dedican tanto a la enseñanza del español para los inmigrantes como a tareas de refuerzo para estos y otros 12.806 chavales que se consideran de compensación sin ser extranjeros, como por ejemplo algunos alumnos de etnia gitana o los que proceden de familias desestructuradas con más de dos años de retraso escolar. Ello ha supuesto un aumento de 275 profesores más con respecto al curso pasado. De éstos, 20 docentes están en el recién estrenado Servicio de Apoyo Itinerante al Inmigrante (SAI), que opera en centros con pocos alumnos inmigrantes que no tienen adscrito un profesor de compensatoria.

Pero Casanova está convencida que no basta con incrementar los recursos para que haya una buena integración: 'Lo que hay que buscar es un cambio de mentalidad en el profesorado. Sobre todo en los centros de secundaria, porque para un profesor que lleve 20 años dando clase supone un cambio radical encontrarse con un alumno que desconoce el idioma o que apenas ha ido a la escuela', asegura. Y eso es algo que sólo se consigue con formación.

Un fenómeno estable

Bastante menos optimista es Isabel Galvín, miembro de la Comisión de Educación del Foro Regional de la Inmigración y secretaria de política educativa de CC OO Madrid. 'Los recursos no crecen al mismo ritmo que los inmigrantes escolarizados. El Gobierno regional no considera la inmigración un fenómeno estable, sino que da la impresión que espera que vayan disminuyendo', comenta y asegura que los docentes de compensatoria son 'claramente insuficientes'. Sólo un ejemplo: el colegio Emilia Pardo Bazán tiene un 85% de inmigrantes y 'un profesor y medio de apoyo'.

'Es necesario que se realice una revisión al alza de las partidas y programas previstas en el Plan Regional de Compensatoria [un plan aprobado por unanimidad que destina 15.000 millones a cinco años para hacer efectiva la igualdad de oportunidades en la escuela]', comenta Adolfo Navarro, portavoz socialista en la Comisión de Educación de la Asamblea. Y añade: 'Además de los recursos, hay que retomar los mensajes para la integración en los centros escolares porque la multiculturalidad va a ser clave en unos años para afrontar este reto y es algo que Villapalos ha dejado de lado'.

Franco González, de IU, va más allá. 'La escuela no tiene recursos humanos ni materiales para hacer frente a la diversidad, que supone, en muchos casos, enseñar una lengua distinta y aprender costumbres diferentes'.