Unió rechaza la oferta de contar con una consejería más y una cuota del 33% en CiU

Duran Lleida se plantearía dejar el Gobierno catalán el próximo lunes, según informó ayer Europa Press. No obstante, el portavoz democristiano, Jordi Casas, lo desmintió. El comité de gobierno de UDC Inmediatamente se trasladó a la sede de Unió para presidir el comité de gobierno. Por la mañana, continuaron las negociaciones. Xavier Trias, presidente del grupo de CiU en el Congreso, y Núria de Gispert, secretaria general de UDC -las dos personas que han llevado el peso de las conversaciones- se entrevistaban en privado con el presidente de la Generalitat. La tensión era máxima: el líder de Unió baraja a fondo abandonar el Gobierno autónomo -aunque sin fecha determinada- y calibra una eventual entrada en el Ejecutivo central.

Con o sin el beneplácito de los democristianos, Pujol firmó ayer los decretos de nombramiento de Artur Mas como jefe de Gobierno y de Francesc Homs como consejero de Economía de la Generalitat. Y mañana, viernes, tomarán posesión de sus cargos. Unió no se quedará callada, pero medirá su respuesta. La ejecutiva tenía previsto aprobar un documento, que fuentes de este partido calificaron de 'extremada e inusualmente duro', contra sus socios convergentes por la decisión unilateral de Jordi Pujol de catapultar a Mas al cargo de conseller en cap, lo que para los democristianos significa nombrarle sucesor y candidato a la presidencia de la Generalitat en 2003.

Unió no formará grupo parlamentario propio en la Cámara catalana. Pero eso sí, el próximo lunes comenzarán las negociaciones sobre el futuro de la coalición. Y en este punto, los democristianos no están por concesiones. Sus dirigentes denunciaron ayer las presiones a las que les somete Convergència para que ambos partidos se fusionen a medio plazo, una posibilidad que los democristianos rechazaron en su congreso de diciembre. Pero sólo si hay fusión, CDC aceptará las reivindicaciones de sus socios. 'Para qué vamos a concederles una cuota del 33% si a la primera de cambio rompen la coalición', advertía ayer un dirigente del partido de Jordi Pujol. Otro dirigente de CDC aseguraba: 'Duran ya ha perdido la batalla; a Unió ya le han colocado la silla, como a un potro cuando se le doma'.

Unió ha rechazado contar con un cuarto departamento -en la actualidad tiene tres-. Los dirigentes democristianos no quieren aparecer ante la opinión pública como unos 'mercantilistas', es decir, que la resolución de la crisis concluya con un reparto de carteras. Por este mismo motivo, también han rechazado incrementar del 25% al 33% la cuota de puestos en las listas electorales y en los cargos de la Administración. 'No queremos ni más departamentos ni más cuotas. Eso se tiene que terminar. Las cosas no serán como antes porque nosotros no somos la sectorial democristiana de Convergència. Y si no lo entienden, que sepan que éste es el principio del final de la coalición', amenaza Unió.

Los consejos nacionales que CDC y UDC celebran este fin de semana deberán nombrar a los encargados de negociar el futuro de la coalición nacionalista. Y los democristianos quieren establecer un plazo concreto para alcanzar un acuerdo. A lo sumo, dos o tres meses. La rama juvenil de Unió puso como límite el inicio del periodo de sesiones del Parlament, a principios de febrero. Y si no hay acuerdo, reclamarán la ruptura de CiU, extremo que se evidenciaría, según un comunicado, en la formación de un grupo parlamentario propio.

Artur Mas advirtió ayer de que la refundación de CiU y las reivindicaciones democristianas no se pueden resolver en 48 horas.