Metáforas que muerden
Ernest Lluch quiso jugar 'el papel de policía bueno', según el último boletín de ETA (Zutabe), cuyo contenido resumía el diario Gara el lunes pasado. El texto reproducido incluye una especie de análisis político en el que se considera que 'el PP y el PSOE son las dos caras de la misma moneda'.
En la literatura etarra de los años sesenta esta imagen de las dos caras se empleaba en referencia a la opresión nacional y social: era una forma de decir que, bajo el franquismo, la lucha por la libertad de Euskadi lo era también por los intereses de los trabajadores, etcétera. La misma metáfora se emplea ahora para representar otra cosa muy diferente: que tanto los del PP como los del PSOE buscan lo mismo ('españolizar o vascoespañolizar a la ciudadanía vasca'), y son, por ello, asesinables. Pero esto ya no es una metáfora: la semana pasada, en Zarautz, intentaron matar a toda la dirección del PP vasco.
Decir que Lluch hacía de policía bueno es otra metáfora. La retórica política está llena de expresiones similares, pero sólo los políticos de ETA consideran que su invocación les da derecho a matar a otros políticos. O a periodistas: el Zutabe también alude al intento de asesinar a Aurora Intxausti y Juan Palomo (y al hijo de ambos, de año y medio de edad). Gara no precisa si ETA ofrece alguna justificación de ese atentado. De momento, lo único que consta es que Intxausti apareció en el vídeo de Pepe Rei, en el que, a propósito de la reseña de una obra teatral de Alfonso Sastre, se la acusa de haber confundido dos expresiones de pronunciación similar. ¿Es motivo suficiente para exterminar a toda la familia? En el mismo vídeo aparece Luis del Olmo: acaba de saberse que el comando Barcelona intentó asesinarle en siete ocasiones.
El director de Telemadrid ha sido obligado a dimitir a causa de la emisión por esa cadena de un reportaje sobre el País Vasco. Se ha argumentado que el programa tenía cierta pretensión de neutralidad, de equidistancia. Es injusto. Lo que sí es equidistancia es pretender equiparar ese atentado (metáfora) a la libertad de expresión con el intento (real) de asesinar a Luis del Olmo.
En Euskadi hay que tener mucho cuidado con las metáforas porque siempre hay alguien dispuesto a tomárselas al pie de la letra. Decir a propósito del Guernica de Picasso que ellos (los españoles) se llevan el cuadro y a nosotros nos dejan las bombas fue una metáfora desafortunada (a la vista de quienes suelen ser las víctimas); pero la falta de acierto pasa a otra categoría moral cuando a los diez días del intento de asesinato de los periodistas y su hijo se establece un paralelismo entre los bombardeos franquistas y la ofensiva mediática que, según Arzalluz, padece el nacionalismo vasco y que sería 'peor que la de los aviones de entonces'.
El 5 de enero un sociólogo expresaba en Deia su 'solidaridad personal' con la 'ciudadana Intxausti', pero precisaba que no podía extenderla a la periodista Intxausti porque, 'al no ser asiduo lector de EL PAÍS, no conozco ni su producción periodística ni su persona y, por tanto, carezco de elementos de juicio'. Según D. Bonhoeffer, un teólogo protestante víctima de la Gestapo, citado por Norbert Bilbeny en El idiota moral (Anagrama, 1993), 'debe tenerse mayor precaución frente al necio que frente al malo'.
El problema de los vascos es doble, según una vieja broma de Ramón Recalde, el ex consejero del Gobierno Vasco al que ETA intentó asesinar en septiembre: 1) que no fuimos romanizados; 2) que estamos orgullosos de ello. Se quedaba corto, porque en realidad hay un tercer problema: que de los dos puntos anteriores, sólo el segundo es verdadero. Lo de que las legiones de Augusto no dominaron las tierras cántabras es un mito que pasó del blasón español al nacionalismo vasco. Pero tiene tanto fundamento como la metáfora de la torre de Babel.
El mes pasado, el nacionalista crítico Emilio Guevara publicó un artículo en el que argumentaba con fuerza contra la falta de democracia interna en su partido. El escrito terminaba con una invocación irónica a la película El motín del Caine. Era una metáfora, pero la Junta Municipal del PNV de Vitoria ha tomado pie en ella para abrirle expediente por incitar a la militancia al amotinamiento.
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