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Reportaje:

La guerra de las ermitas

El Arzobispado de Valencia se enfrenta al Ayuntamiento de Alberic por la propiedad de un templo

El Arzobispado de Valencia ha mostrado en los últimos tiempos una apetencia especial por los ermitorios de La Ribera para engrosar su patrimonio terrenal. Mientras espera que la resolución del Tribunal Supremo le otorgue la titularidad de la ermita que Alzira levantó a su patrona, la Virgen del Lluch, ahora inicia otra andadura judicial para conseguir la que los vecinos de Alberic dedicaron a Santa Bárbara, hace unos 250 años. Ambos litigios están relacionados, ya que los representantes de la Iglesia inscribieron en el año 1998 el santuario de Alzira en el registro de la propiedad aportando un simple certificado pero les fue rechazada su iniciativa en el de Alberic. Alertado el que fuera alcalde de esta localidad, Domingo Morcillo, de las intenciones del Arzobispado, escrituró la ermita para que tuviera titularidad municipal. El clero centró, en principio, todos sus esfuerzos en el templo de la capital de La Ribera Alta. Los juzgados locales fallaron a favor del Ayuntamiento, pero la Audiencia de Valencia rectificó la resolución basándose en un privilegio eclesiástico fruto del Concordato firmado en el siglo XIX entre el Estado español y la Santa Sede que ratificaron posteriores acuerdos. El Supremo tiene en sus manos la resolución definitiva de esta discordia.

Pero envalentonado con el fallo favorable el Arzobispado dirigió el pasado noviembre su punto de mira hacia la cima de la Muntanyeta de Alberic presentando una demanda contra el Consistorio. Iglesia y Ayuntamiento aportaron documentación histórica que avala la tesis de ambos; el historiador local Joaquim Briz asegura que está suficientemente documentado que el 'Ayuntamiento se hizo cargo de la construcción de la ermita a mediados del siglo XVIII'. Pero el deán del Cabildo Metropolitano de Valencia que es natural de Alberic, Alberto Ramón Arnau-García, dice que hay documentos que demuestran lo contrario. 'El alcalde de Alberic de 1788 reconoce en un documento que la ermita es la capilla de la parroquia', y añade que también consta en el archivo local y en el del Reino que 'el administrador de la ermita y las cofradías rendían cuentas ante las visitas pastorales del Arzobispo'. Arnau-García es autor de dos publicaciones en las que reflejan estos antecedentes históricos. En Compendio histórico de Alberic y sus hijos, recuerda que la Muntanyeta fue desamortizada en 1860 'pero no lo fue la ermita', lo que reforzaría la titularidad eclesiástica.

Pero la iniciativa del Arzobispado ha encrespado los ánimos en esta población de 9.000 habitantes, hasta los 'más beatos', como reconoce el párroco de Benimuslem y natural de Alberic Mossén Sanchis, quien no ha dudado a la hora de enjuiciar de 'metedura de pata' la decisión del Arzobispado. Para Sanchis, la Iglesia 'no debe ser ni un poder político ni económico, sino moral'.

La indignación municipal es mayúscula porque con la ayuda de la Diputación de Valencia invirtieron hace apenas cinco años más de 25 millones de pesetas en la rehabilitación del templo que amenazaba ruina. Una ermita que, según el alcalde, el popular Enrique Carpi, 'tiene garantizado el culto religioso'. La ermita de Santa Bárbara llegó a albergar la escuela del pueblo, que dirigía el maestro que hacía las veces de ermitaño, al que 'pagaba el Ayuntamiento unas 150 libras'.

El Arzobispado y los representantes municipales de Alzira y Alberic sólo coinciden en que las ermitas fueron sufragadas mediante limosnas y colectas populares.

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