Los directores reclaman a Educación más autonomía de gestión para los centros escolares

El informe del Consejo (un órgano consultivo que da voz a todos los agentes sociales implicados en la enseñanza) muestra, a través de entrevistas con experimentados directores de centros de Educación Primaria y Secundaria, la perspectiva que estas personas tienen sobre su propio trabajo. Estas opiniones son contrastadas con las de organizaciones que representan a los diferentes colectivos que integran los colegios (profesores y padres), así como con opiniones cualificadas de miembros de los servicios de apoyo e inspección educativa.

A lo largo del trabajo se comprueba como los directores perciben que su trabajo es más complejo y exige más dedicación que el que realizaban como tutores; que el principal déficit que experimentan es la falta de tiempo, por tener que compartirlo con otras tareas, y, como consecuencia de ello, el trabajo de planificación y seguimiento es deficitario en el centro. Además, el equipo directivo cree que su grado de incidencia real en la práctica del profesorado en el aula es escaso, aunque observan en los docentes una actitud favorable ante el cambio didáctico, educativo y organizativo.

Mala coordinación

En relación a la Administración, los responsables de colegios e institutos detectan una mala coordinación entre las distintas unidades a la hora de formular sus demandas a los centros y de atender sus necesidades. Por eso, piden la simplificación y racionalización de los sistemas de comunicación entre el departamento y los colegios.

Tanto los directores, como los padres y los sindicatos educativos creen que la autonomía de los centros es el principal cambio que ha de darse en la red pública los próximos años. Sin embargo, reconocen que la autonomía es un arma de doble filo porque si no hay recursos es mejor que el departamento no la otorgue. Estos sectores coinciden en que tal vez esta autonomía no sea necesaria para definir la plantilla de profesorado y fijar las personas, pero sí para perfilar las plazas, es decir, paradeterminar las características del puesto de trabajo.

Ante estas reclamaciones, el Consejo Escolar propone en su estudio un aumento de las competencias del centro en este área, que permita garantizar la continuidad de los proyectos en curso con personal capacitado o manteniendo en esa función a profesores sin contrato fijo que los llevan a cabo, y vinculando el plan de formación del profesorado a las necesidades del centro.

El Consejo también apuesta por aumentar los estímulos que en la actualidad reciben los directores. Según el informe, los incentivos económicos para quienes tienen responsabilidades de dirección están 'razonados' y es de 'justicia' que se incrementen dentro de unos límites. Sin embargo, los autores del trabajo creen que los acicates monetarios no constituyen la forma de apoyo más fuerte. Así, prioriza la dedicación horaria suficiente sobre los incentivos económicos. Como referencia general, el Consejo propone que en centros de tamaño medio o grande tanto el director como el jefe de estudios deberían dedicarse exclusivamente a esta tarea.

Precisamente, la ausencia de incentivos y el hecho de que la asunción de responsabilidades no compense el desempeño del cargo de director, ha llevado a la Administración a tener que nombrar a muchos de ellos de manera 'forozosa', con lo que se ven obligados a continuar en el cargo de manera indefinida. Entre los objetivos que el Departamento de Educación se marcó al inicio de esta legislatura figura el de regularizar esta situación. Su pretensión es posibilitar la participación del centro educativo en la selección del personal y el diseño de un nuevo modelo de liberaciones horarias de los cargos directivos, donde no sólo se tengan en cuenta el número de alumnos del colegio. Pero de momento, los directores siguen esperando.