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Familiares de los dos españoles secuestrados viajan a Georgia

La suerte de Francisco Rodríguez y Juan Antonio Tremiño, los dos españoles secuestrados el 30 de noviembre cerca de Tbilisi, sigue siendo un misterio envuelto en especulaciones y rumores contradictorios sobre su paradero, la identidad y móviles de sus captores. Ayer, Antonio Rodríguez y Luis Tremiño llegaron a la capital de Georgia para conocer de primera mano los esfuerzos que, para liberar a sus hermanos, efectúan las autoridades y para reiterar a éstas que es falso que la familia esté negociando por su cuenta la liberación mediante el pago de un rescate.

El jueves, el ministro georgiano del Interior, Kaja Targamadze, aseguró que los familiares de Tremiño y Rodríguez trataban en Rusia con los secuestradores utilizando como intermediario a 'un ciudadano cubano'. Ésta parece ser la nacionalidad de Alejandro Marcoso, un supuesto directivo de Geomadera, firma a la que estaba vinculado Francisco Rodríguez. Su pista se pierde tras el secuestro, tras eludir a la policía georgiana, a la cónsul honoraria de España, Mariam Bagratión, y al cónsul general adjunto en Moscú, Joaquín Durán, enviado a Tbilisi para seguir el caso.

Antonio Rodríguez, portavoz de la familia de Francisco, insiste en que ni ésta, ni nadie en su nombre, ha entrado en contacto con los secuestradores, ni viceversa, y desmiente rotundamente que se haya pagado rescate o se haya recibido petición alguna en ese sentido.

La afirmación de Targamadze de que las familias negocian en Rusia alarma a éstas, sobre todo porque el ministro añadió que con ello 'se está perjudicando seriamente' la operación de búsqueda y rescate. El temor que Antonio Rodríguez parece abrigar, aunque no lo exprese abiertamente, es que se esté buscando a quien culpar si hay un desenlace trágico.

Eso refuerza su interés por aclarar las cosas con Targamadze, con el que se reunirá probablemente hoy en compañía de Luis Tremiño, hermano de José Antonio. El portavoz de esta familia, Ignacio, no ha podido desplazarse a Tbilisi porque está paralítico, pero coincide en que no hay contactos e insiste en que todo cuanto sabe (incluido el supuesto envío de mantas y tabaco a los cautivos) procede del Ministerio de Exteriores.

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