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El socialista Sampaio es reelegido presidente de Portugal con una abstención histórica

La tradición se cumplió una vez más desde la revolución de los claveles. El presidente portugués, el socialista Jorge Sampaio, fue reelegido para un segundo y último mandato con el 56% de los votos y una abstención histórica que alcanzó el 49% del censo, según los datos oficiales. Con esta votación, los portugueses niegan a la derecha la presidencia de la República desde hace 20 años y conceden nuevamente a la izquierda la jefatura del Estado. Los socialistas controlan actualmente la presidencia, el Gobierno y los ayuntamientos más importantes del país.

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El domingo de elecciones discurrió soleado. El buen tiempo favorecía la participación ciudadana pero la previsible victoria de Sampaio, la inconsistencia de sus adversarios y una campaña anodina provocaron una abstención histórica en estos comicios. Hasta ayer, el mayor registro fue del 38,1% en 1991 para el segundo mandato de Mario Soares.

Ante el evidente distanciamiento de los ciudadanos en estas elecciones, Sampaio responsabilizó del fracaso no sólo a los políticos, los máximos culpables, sino 'a todos, los políticos, la comunicación social y la sociedad civil', añadiendo que tenía 'la profunda convicción de que no todos hicieron lo que debían en esta campaña para elevar los niveles de participación'. El presidente explicó que en su nuevo mandato tratará de 'sacudir la inercia, la resignación y el dejar andar' e impulsará 'la movilización de los ciudadanos'.

El primer ministro, el socialista António Guterres, justificó los bajos índices de participación con el hecho de que las elecciones 'tenían un vencedor anticipado'. No obstante, expresó su preocupación por el aumento de la abstención en todas las elecciones, lo que calificó como 'un aviso a los políticos, pero también a los medios de comunicación social'. El candidato conservador, Joaquím Ferreira do Amaral, que obtuvo el 34% de los votos, reconoció que este fracaso es un 'síntoma de la fragilidad' del sistema democrático portugués y 'un progresivo divorcio entre los políticos y los ciudadanos'.

Por su parte, el líder del Partido Popular, Paulo Portas, calificó el asunto como extremamente preocupante: 'En democracia, el pueblo siempre tiene razón. Es una desautorización seria de la política, de los políticos y sobre todo de los candidatos. En los países desarrollados, la abstención viene a significar que los ciudadanos consideran resueltos los problemas esenciales, pero Portugal no es un país completamente desarrollado. Estas cifras revelan que la mitad de los portugueses no confían en los políticos para resolver sus problemas'.

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Además de la abstención, la jornada electoral estuvo marcada por el boicoteo a las urnas de nueve localidades del país en protesta por diversas reclamaciones medioambientales, sanitarias o de infraestructuras.

Un grupo de ciudadanos de Souselas asaltó el Ayuntamiento de la localidad en protesta contra los planes del Gobierno para instalar una planta de incineración de residuos tóxicos en sus inmediaciones. El alcalde, José Figueiredo, explicó que fue imposible la apertura de cuatro colegios electorales, mientras el gobernador de la provincia afirmó que los responsables podían ser identificados y reclamó medidas policiales para proteger el libre ejercicio democrático.

En otras ocho localidades, grupos de vecinos no abrieron los colegios electorales o impidieron las votaciones por diversas razones, desde la falta de médicos u hospitales hasta el incumplimiento gubernamental en la construcción de carreteras. La mayoría de los candidatos, en especial los de izquierda, condenaron o lamentaron este tipo de protestas, aunque reconocieron que las reclamaciones son seguramente muy justas. No así las formas de combatirlas.

Con esta votación, los portugueses niegan a la derecha por quinta vez consecutiva desde hace 20 años la jefatura del Estado, en concreto desde la segunda elección del general Ramalho Eanes en 1980. Considerado como un militar de izquierdas, el general Eanes ganó las primeras elecciones a la Presidencia de la República en 1976 con el apoyo de socialistas y conservadores, los socialdemócratas y los democristianos del CDS. Sin embargo, su recandidatuura en 1980 sólo fue apoyada por los socialistas mientras los socialdemócratas defendieron al general Soares Carneiro. Posteriormente los portugueses concedieron los dos mandatos consecutivos al emblemático Mario Soares, el último con la cifra récord del 70% de los votos, y ahora al flemático Sampaio. Con esta última votación, los portugueses ofrecen a los socialistas 20 años al frente de la República.

El presidente socialista también ganó holgadamente las elecciones entre las 14.000 personas con derecho a voto de los 100.000 residentes que tienen pasaporte portugués en la antigua colonia de Macao. Último vestigio del colonialismo portugués, Macao fue devuelto a China en diciembre de 1999.

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