Crisis de liderazgo en el separatismo de Quebec
La sorprendente dimisión del primer ministro de Quebec, Lucien Bouchard, ha dejado en un auténtico estado de choque a las fuerzas separatistas de esta provincia francófona de Canadá. Bouchar anunció su retirada de la vida política el pasado jueves reconociendo que había fracasado a la hora de fomentar el sentimiento independentista entre la población de Quebec.
A corto plazo, afirman los observadores, el Partido Quebequés se enfrenta a una crisis de liderazgo porque ninguno de los candidatos mejor colocados para sustituir a Bouchard -el ministro de Finanzas, Bernard Landry, y la titular de la cartera de Sanidad, Pauline Marois- tiene el carisma y la influencia en el partido del ex primer ministro dimitido.
Más preocupante, a largo plazo, es que los sondeos de opinión muestran que la mayoría de los jóvenes quebequeses no están tan interesados en el separatismo como las viejas generaciones ni comparten la opinión de que sólo un Quebec independiente puede garantizar la supervivencia de su cultura en un mundo predominantemente anglófono.
40% de apoyo
Sin embargo, analistas políticos canadienses y miembros del Gobierno federal consideran que la causa del independentismo francófono no está acabada. 'Creo que el movimiento separatista está de capa caída, pero no muerto', afirmó ayer la ministra de Asuntos Intergubernamentales, Stephane Dion. 'El apoyo al separatismo es un asunto cíclico, que sube y baja. Ahora, están a la baja', señaló, por su parte, Paul Fox, profesor en la Universidad de Toronto y analista político durante 40 años.
De hecho, el Partido Quebequés está aún en el poder en la provincia y cuenta con un apoyo electoral del 40%. Esa fuerza, especulan algunos observadores, se radicalizará en la nueva etapa política, mostrando una actitud más hostil en sus relaciones con el Gobierno federal de Ottawa. 'El nuevo jefe del partido será mucho más duro con Ottawa si quiere ofrecer un rostro diferente al de Bouchard', predice Christian Bourque, vicepresidente una firma comercial con sede en Montreal. A esa radicalización puede contribuir el momento actual de desaceleración económica que se vive en la provincia francófona.
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