El hijo de Mitterrand sale de prisión y arremete contra los jueces
Ataviada con un chal rojo burdeos sobre un abrigo negro, la que fue primera dama de Francia durante 14 años colaboró, con voz tenue, en la estrategia de descalificación de la justicia: 'He reunido el rescate de mi hijo', comentó.
Al igual que en España y en Italia, los golpes judiciales contra personas conocidas han provocado en Francia una oleada de inquietud hacia los jueces de instrucción. Jean-Christophe Mitterrand, quien fuera consejero de su padre para los asuntos africanos y brazo derecho en la Ruanda de antes del genocidio de 1994, opina que su juez ejerce 'un poder en estado bruto, sin matices y sin cuartel'. Tras salir de prisión, declaró que el instructor se negó a quitarle las esposas e intentó humillarle con la pregunta de cuál era el nombre de su padre. Aseguró que, cuando fue detenido, permaneció 12 horas en comisaría sin que los agentes le hicieran pregunta alguna sobre los delitos que se le imputan. Sobre su encarcelamiento, fue explícito: 'Si usted ve a un juez que supura odio antes de abrir la boca, ¿cómo no comprender inmediatamente que va a encerrarte?'
'Si yo no me hubiera llamado Mitterrand, evidentemente no habría sido tratado así', afirma. Y en un intento de obtener la simpatía de la clase política, añade: 'Pero si hubiera llevado el nombre de cualquier otro político, habría sido lo mismo para mí'. La Asociación de Magistrados Instructores protestó: 'Decir que el derecho aplicable a ciertos particulares debería ser un derecho específico sería restablecer los privilegios hereditarios'.
Mitterrand está procesado por recibir en una cuenta de Suiza 325 millones de pesetas, pagados por el traficante de armas Pierre Falcone. Tendrá que presentarse cada semana a la policía, su pasaporte ha sido retenido y se le prohíbe contactar con otros implicados en el sumario.
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