Unió aceptará la designación de Mas a cambio de mayor poder en el Gobierno y en la coalición

Los dirigentes de Unió Democràtica de Catalunya ya advirtieron, nada más conocer la voluntad de Pujol de designar a Mas conseller en cap, que esta decisión abriría una crisis de graves consecuencias en el seno de CiU. Y ayer saltaron las alarmas después de que el presidente catalán comunicara a su delfín su más que inminente nombramiento.

La maquinaria en Unió se puso en marcha. Duran Lleida amenazó a Pujol con abandonar el Gobierno y crear con ello una crisis sin precedentes si no retrasaba el nombramiento de Artur Mas, previsto en principio para hoy viernes. El líder democristiano consiguió parar el primer golpe. Ayer por la noche, Duran se reunió con sus más inmediatos colaboradores y con los presidentes territoriales del partido para consensuar una respuesta enérgica ante lo que consideran un desafío y una provocación por parte de sus socios.

Los democristianos están dispuestos a aceptar finalmente el nombramiento de Mas, ante la firme decisión de Pujol de no dar marcha atrás. Duran conoce al dedillo cuál es la voluntad del presidente: si no hay fusión entre ambos partidos, Pujol se siente con las manos libres para designar a su sucesor, tanto dentro de Convergència como en el seno del Gobierno catalán. Y el delfín es Mas. Las cosas están, pues, claras.

En la reunión de ayer entre Duran y los dirigentes territoriales se llegó a un acuerdo: advertir a Convergència de que el nombramiento de Mas puede hacerse con o sin el beneplácito de Unió. Y lo mejor, según precisaron fuentes de UDC, es con su consentimiento, porque de no ser así Duran Lleida también se sentiría con las manos libres para abandonar el Ejecutivo. Además, el acuerdo ha de alcanzarse antes del domingo, porque este sábado Duran Lleida inicia un viaje de tres días a México, en su calidad de consejero de Gobernación, durante el cual tiene previsto entrevistarse con el presidente del país, Vicente Fox.

Duran Lleida reivindicará para Unió mayor peso dentro del Ejecutivo catalán. O sea, tener en sus manos otra cartera. En la actualidad posee tres: Duran en Gobernación y Relaciones Instituciones, Lluís Franco en Trabajo y Núria de Gispert en Justicia.

Otra de las contrapartidas pasa por que Convergència acepte cada una de las reivindicaciones democristianas sobre el futuro marco de relaciones de la coalición, aprobadas en su congreso de diciembre en Tarragona. Unió pretende abolir la cuota que posee del 25% de los cargos institucionales en la administración y de los miembros de las listas electorales, para en un futuro alcanzar la partidad con los convergentes. Además, apuesta por crear un máximo órgano de toma de decisiones, con igualdad de miembros con sus socios. En ningún caso aceptará que el reparto de poder se haga teniendo en cuenta el número de militantes de cada partido, aspecto en el que Convergència supera considerablemente a Unió.

No obstante, según comentaron fuentes democristianas, Unió pretende la ruptura de la coalición.

La crisis por el nombramiento de Mas como conseller en cap no podía llegar, pues, en peor momento en CiU. A esta profunda desavenencia se une también la crisis desatada en el grupo municipal de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona, tras el rechazo que ha sufrido Joaquim Molins, una persona muy bien considerada en las filas de Unió, por parte de la dirección convergente.