El plan hidrológico que necesita Andalucía
El agua es un recurso estratégico en Andalucía del que depende la calidad de vida de sus habitantes, el desarrollo económico y la supervivencia de valiosos ecosistemas. La política hidráulica en nuestro país se ha basado en el aumento constante de la oferta de recursos, sobre todo con la construcción de embalses. Pero la situación está cambiando, existe una clara conciencia de que el agua no es un recurso infinito y la política agraria productivista tiene que cambiar en el marco de la U.E. Es necesaria una nueva cultura del agua.
Andalucía tiene unos recursos disponibles que superan los 5.400 hectómetros cúbicos por año. El tópico de una Andalucía con escasez de agua es totalmente falso. Cada andaluz cuenta con más de 800.000 litros al año, volumen superior al existente en otros países comunitarios. ¿Por qué se llega a situaciones de restricciones? El problema en Andalucía no es el déficit de agua, sino el exceso de demanda de carácter estructural. El fracaso de la actual política hidráulica ha quedado patente en las graves consecuencias de los periodos de sequía y de altas precipitaciones. Cuando no llueve padecemos restricciones, y cuando lo hace sufrimos inundaciones. Estas situaciones no pueden achacarse sólo a causas climáticas, pues la alternancia de periodos secos y húmedos es una de las características del clima mediterráneo que la planificación hidrológica debe prever.
Ante un déficit de agua existen seis posibles soluciones: disminuir los consumos, mejorar la eficacia, aumentar la explotación de recursos subterráneos, reasignar recursos, construir más embalses o importar recursos por medio de trasvases. El Proyecto de Plan Hidrológico Nacional (PHN) opta por las dos últimas opciones. En Andalucía tenemos ya 80 grandes presas, con 10.000 hectómetros cúbicos de capacidad. El PHN propone la construcción de 28 embalses, un trasvase desde el Ebro a Almería, y varios trasvases intracomunitarios.
El mero aumento de los recursos no solucionará los déficits existentes. Sin una gestión racional y sostenible del agua, cualquier solución -incluida los trasvases- no será tal, pues los déficits se volverán a reproducir. El PHN consagra un modelo insostenible de gestión del agua. Los ecologistas defendemos una nueva política hidráulica que ponga el acento en la contención de la demanda, en la mejora de la gestión, en el ahorro, en la depuración y reutilización de aguas residuales y en la conservación y regeneración de los bosques.
La cuenca del Guadalquivir es el ejemplo más emblemático de la inviabilidad de una política hidráulica basada en el aumento de la oferta de agua sin contener la demanda. Desde 1982 se han construido una veintena de grandes presas duplicando el volumen regulado. No obstante el déficit ha aumentado debido al crecimiento incontrolado de las demandas y a la mala gestión de los recursos. Esta cuenca no necesita más agua, lo que demanda es un replanteamiento de sus regadíos, pues un recurso público no se puede malgastar con sistemas de riego ineficaces, y para regar productos de alto consumo de agua, escasa rentabilidad social, alta agresividad ambiental y que, en algunos casos, son excedentarios en la UE. En la cuenca del Sur la situación no es mejor, cuando se decretó la prohibición de nuevos pozos en el Campo de Dalías había 14.000 hectáreas. de invernaderos, ahora hay 22.000.
Sin contención de la demanda el problema del agua se agravará en el futuro, con o sin embalses y trasvases. En Andalucía existen 144.897 hectáreas de regadíos ilegales -el 18% del total- que están consumiendo unos 700 hectómetros cúbicos por año, volumen que triplica al déficit previsto. Y todo ello con el agua prácticamente gratis, con un coste medio de 2 pesetas el metro cúbico, cuando se paga. El precio del agua debe adecuarse al coste real, incluyendo las externalidades ambientales.
Los Planes Hidrológicos no sólo tienen que evaluar la cantidad, sino la calidad del agua. Los ríos son algo más que tubos por los que circula agua, son ecosistemas complejos que tienen un alto valor ecológico, histórico y paisajístico. En una región con tan alto riesgo de erosión, los bosques deben considerarse infraestructuras básicas en la gestión hidráulica.
El PHN debe garantizar el abastecimiento a las poblaciones, la conservación de los ecosistemas fluviales y de la calidad de las aguas, favorecer el uso sostenible del agua y prevenir las consecuencias de sequías e inundaciones. Ninguno de estos objetivos se cumplirán con el Proyecto presentado por el Gobierno. Además, la política hidráulica tiene que contar con el máximo consenso político y social. Sin participación social y coordinación administrativa no se podrá impulsar la nueva política de aguas que necesita Andalucía.
Ecologistas en Acción ha intentado consensuar las alegaciones al PHN en el marco del Consejo Andaluz del Agua. No ha sido posible; las presiones de las organizaciones agrarias y la falta de decisión de la Junta de Andalucía para romper la inercia de una política hidráulica inoperante, ha impedido apostar por lo que deberían ser las prioridades en Andalucía: gestión de la demanda, mejora de la calidad de ríos y acuíferos, adecuación al marco legislativo europeo, política tarifaria que fomente el ahorro... Andalucía tiene que convertirse en referente de buena gestión hidráulica, nuestro futuro depende de ello.
Juan Clavero y Carlos Pérez Bonilla son miembros de Ecologistas en Acción
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