Palmeras en declive
El deterioro de El Palmeral de Orihuela, el segundo en importancia de Europa, amenaza su supervivencia
Considerado tradicionalmente como el segundo más grande de Europa tras el ilicitano, como incluso indican folletos turísticos municipales, El Palmeral de Orihuela goza de esa fama publicitaria nada acorde con su galopante deterioro que año tras año merma su vegetación. Décadas atrás era realmente un denso bosque de palmeras que a sus pies veía crecer un vergel de hortalizas junto a la sierra oriolana, pero en los albores del siglo XX comenzó a sufrir un abandono que amenaza su pervivencia.
Buena parte del palmeral está en manos privadas, pero el carácter de paraje pintoresco que tiene desde 1963 y el reiterado anuncio municipal en el último quinquenio de convertirlo en un gran parque público fue dando lugar a que los propietarios privados, convencidos de que al final tendrían que dejar esa propiedad, dejaran de cuidar sus parcelas. En 1994 el Ayuntamiento aprobó abrir un expediente de expropiación de las catorce parcelas privadas del palmeral. Seis años después ese proceso no ha llegado a buen puerto todavía y el deterioro sigue adelante. El primer teniente de alcalde oriolano, Jesús Roca, señaló que 'se abandonó el expediente expropiatorio porque no estaban creadas las condiciones para poderlo realizar'. 'Parece que ahora tenemos mejor posición para su adquisición mediante acuerdos particulares', explicó. Roca añadió que 'durante el año pasado el Ayuntamiento compró dos pequeñas parcelas del palmeral, una mediante permuta por otros terrenos, y la otra a través de compra directa'. Cabe reseñar que de los alrededor de 600.000 metros cuadrados del palmeral, unos 200.000 metros cuadrados se consideraban privados en el citado expediente expropiatorio.
La zona pública del palmeral alberga el Polideportivo Municipal y media docena de centros docentes, zona ésta donde mejor grado de conservación muestran las palmeras. En la zona privada en cambio se pueden observar con más crudeza los signos de agonía: palmeras muertas y otras dobladas, acumulación de basuras y escombros y una dejadez que continúa amenazando el número de ejemplares de Phoenix dactylifera, la palmera por excelencia.
'Alto soy de mirar a las palmeras', escribió el universal poeta oriolano Miguel Hernández, quien fuera vecino cercano de este palmeral cuya densa masa forestal podía contemplar desde la sierra cuando pastoreaba y escribía los versos que le llevaron a la posteridad. Hoy día probablemente esta zona inspiraría líneas más dramáticas a los poetas. La citada dejadez, unida a problemas de sequía, ha propiciado incluso en los últimos años algunos episodios de ataque de plagas que en pocas semanas dieron al traste con más de 50 ejemplares de alto porte de este bosque. El reiterado compromiso municipal del último quinquenio de salvar el palmeral y convertirlo en un parque público no ha llegado a consolidarse. Ante cada nueva denuncia pública o política de esta situación, el gobierno responde con nuevos compromisos al respecto. Entretanto, el palmeral se muere poco a poco bajo el viento de la burocracia. El concejal de Medio Ambiente, Ginés Sánchez, explicó recientemente que durante el pasado año el Ayuntamiento oriolano invirtió 4 millones de pesetas, el doble que el anterior ejercicio, en el mantenimiento y limpieza de las zonas públicas del palmeral, y reiteró la voluntad municipal en salvar este paraje. El diputado autonómico de EU Joan Antoni Oltra criticó ayer, por su parte, que el Ayuntamiento de Orihuela no haya llegado a pedir todavía ninguna ayuda a la Generalitat para evitar 'el lamentable estado de deterioro del palmeral', declarado Bien de Interés Cultural, y se plantea pedir a la Consejería de Cultura y Educación 'que actúe de oficio ante el desinterés manifiesto que ha demostrado el PP de Orihuela'.
Por su parte el edil oriolano, Jesús Roca, argumentó que desde el Ayuntamiento se vienen realizando trabajos de mantenimiento del palmeral mediante la instalación de la Casa de Oficios, que 'precisamente está trabajando desde hace tres años en el palmeral y se dedica a formar jóvenes para el cultivo de la palmera y mantenimiento de la misma'.
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