El debate sobre la 'macrofusión' no se resolverá hasta dentro de un mes

La fusión entre las dos eléctricas levantó la polémica desde casi el mismo momento de su anuncio. De hecho, la reunión del consejo de Iberdrola que debía aprobar la operación contó con la oposición de los representantes del BBVA y de la BBK, que consideraban que no se había estudiado suficientemente la contraoferta realizada por Repsol-Gas Natural.

El presidente de Iberdrola, Íñigo de Oriol, no dudó en ridiculizar esa oferta (la calificó de 'papelito'), con la que Repsol YPF, a través de su participada, pretendía frenar los planes de la histórica empresa vasca y de Endesa, presidida por Rodolfo Martín Villa, para hacerse con la hegemonía del mercado eléctrico.

Al final, y tras una reunión con el ministro de Economía, Rodrigo Rato, de por medio, Repsol YPF retiró el proyecto de contra-OPA y Oriol y Martín Villa pudieron anunciar públicamente sus planes de fusión sin demasiados temores.

En síntesis, la operación consiste en el lanzamiento de Endesa de una oferta pública de adquisición (OPA) en la que ofrece 18 acciones y 25 pesetas por cada 23 títulos de Iberdrola.

El principal escollo para salvar la fusión es que las dos eléctricas fusionadas suman el 80% del sector eléctrico español. Para evitar esa situación de control, Iberdrola y Endesa anunciaron un plan de desinversiones, sobre el que se actualmente está centrado el debate. Oriol y Martín Villa advierten de que la fusión puede ser 'inviable' si se endurecen las exigencias de venta de activos, como desean sus rivales.