El salario mínimo

Recientemente se ha cuestionado el salario social que acaba de implantar el Gobierno vasco, calificándolo de miserable o paupérrimo. Es posible que sea insuficiente, pero lo que realmente es insuficiente, e incluso una burla, es el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que ronda las 70.000 pesetas. Debería caérseles la cara de vergüenza a nuestros dirigentes, que son capaces de certificar una cantidad que es ridícula para costear la vida actual. Deberían intentar sobrevivir con dicha cantidad ellos, que cobran sumas astronómicas e incluso dietas para residencia y viajes. ¿Es posible que alguien pueda creer que se puede pagar alquiler, comida, desplazamiento para el trabajo con 70.000 pesetas? Es un sarcasmo y los políticos cuando aprueban tales sueldos se descalifican solos.

Puede argumentarse que es una minoría la que cobra tales cantidades, pero sólo la idea de que alguna persona pueda sobrevivir con esa cantidad pertenece a la ciencia ficción y cuestiona a los representantes populares. Es necesario que las autoridades implanten un SMI justo que pueda atender a las necesidades básicas y de ocio que toda persona necesita y consagra la Constitución. Un salario injusto como el actual SMI es anticonstitucional.