Cambios en la LOGSE

Por lo que afecta a la educación y al futuro profesional de los ciudadanos que hoy se están formando en nuestros institutos, creemos que la sociedad debe conocer la opinión de las asociaciones de profesionales de la enseñanza acerca de los cambios en la LOGSE.

Las asociaciones firmantes, en efecto, valoramos muy positivamente la sensibilidad de la Consejería de Educación de la Junta que, tras unas fructíferas negociaciones con las organizaciones auténticamente representativas de los profesionales, entre las que nos contamos las de Lenguas Clásicas, tuvo el acierto de promulgar una orden por la que se crearon las asignaturas de Cultura Clásica I y II. Esta segunda materia es de obligada elección para aquel alumno que piense cursar el Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales.

Últimamente, la propuesta sobre la ESO del Gobierno de José María Aznar es, en buena medida, deudora de la citada orden. Según esa propuesta habrá tambien dos Culturas Clásicas con casi los mismos contenidos que había determinado ya la Consejería de Educación en Andalucía. Concretamente, la Cultura Clásica II también la deberán cursar los alumnos de Ciencias de la Naturaleza y la Salud. Los futuros médicos, los expertos en alimentación y otros profesionales de ese ámbito se beneficiarán así en su trabajo del conocimiento y uso exacto de la mayoría del léxico de su profesión que, como es bien sabido, es de origen griego y latino. ¿Qué trabajo hubiera costado ponerla en esas condiciones para los alumnos de los otros dos grupos, los del Bachillerato de Artes y el Técnico?

En cuanto al Bachillerato, el cambio de la posición del Griego, colocado ahora como optativa de modalidad, facilita su elección para los alumnos de las Filologías que tendrán a las lenguas clásicas como buenos aliados en una futura actividad vinculada con la traducción.

Por otra parte, dado que respecto al Bachillerato el Real Decreto es bastante abierto, sigue siendo posible la incorporación del Latín como materia común para los alumnos del itinerario de Ciencias Sociales, de modo que los futuros historiadores y juristas no estén privados, por desconocer esta lengua, del acceso a los archivos y fuentes documentales de la historia de España en un marco cronológico que llega casi hasta el siglo XVIII.

De este modo, el diseño de un Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales con el latín común para los dos itinerarios, que estaba en avanzada fase de estudio por parte de la Consejería de Educación, sigue siendo posible. Esperamos que no se desaproveche esta oportunidad.-