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Tribuna:EL DEBATE POLÍTICO EN EUSKADI
Tribuna
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¿Diálogo?, ¿qué diálogo?

Subraya el autor la dificultad de establecer un proceso de diálogo efectivo cuando se parte de premisas y valores irreconciliables.

De nuevo se reabre la cuestión acerca de la conveniencia o no del diálogo entre las diversas fuerzas políticas. Concretamente en este momento la polémica se centra en la negativa del PP a dialogar con el PNV frente a postura favorable propugnada por el PSOE. Digo de nuevo porque fue hace poco más de dos años cuando se inicio dicho debate, a raíz de la muerte de Miguel Ángel Blanco y auspiciado por el denominado espíritu de Ermua. Entonces la discusión se centraba acerca de la conveniencia o no del diálogo entre los partidos democráticos y el mundo de HB-ETA. Mientras que una parte de las fuerzas democráticas (PP-PSOE) lo rechazaban, otras (el PNV) lo defendían, con el convencimiento de que tarde o temprano arrastrarían al mundo violento a una convivencia pacifica. Actualmente el PSOE desplaza el eje de su propuesta de diálogo y reclama un diálogo PP-PNV, situándose, digámoslo así, como su mediador. En estos momentos, por tanto, tendríamos dos mediadores en el diálogo: el PSOE, entre PP y PNV; y, por otro lado, el PNV entre PP-PSOE y HB (ETA).Analizemos dichos dilemas bajo el prisma de la inconmensurabilidad, término que tan buenos resultados le ha dado a la filosofía, especialmente a la filosofía de la ciencia. Este concepto, introducido por Th. Khun y Feyerabend, al unísono, en la década de los sesenta, refleja el hecho, por el cual, una teoría T no podía ser definida sobre la base de los términos de otra teoría T1. Esto es, resulta imposible definir todos los términos de una teoría con el vocabulario de la otra, dado que cada teoría conlleva perspectivas radicalmente distintas.

Las premisas del denominado bloque democrático -PP-PSOE-, teoría T, partían (bajo el espíritu de Ermua) de la idea de que no se puede dialogar con un partido que tácitamente asiente a la violencia ejercida por ETA, no condenando ningún atentado. La teoría T1, presupuestos del mundo de HB, por el contrario, defendían el diálogo como vía para la resolución del conflicto. Según ésta, es el Estado con su actitud represora el que incita a ETA a seguir en la espiral de la violencia, hasta conseguir sus objetivos. Es, como se diría vulgarmente, un diálogo de sordos. Dicho de otra manera, ambas perspectivas son inconmensurables, dado que cada teoría o explicación del conflicto nace de unas perspectivas irreconciliables. De ahí, que el PNV, de una u otra manera, pretendía mediar intentando establecer los necesarios puentes entre ambas posturas. Este sería el ejercicio hermeneútico del PNV, dado que la hermeneútica no es ni más ni menos que la ciencia que trata del arte del diálogo, haciendo que los discursos inconmensurables encuentren el camino de la conmensurabilidad y, por tanto, del acuerdo.

En estos momentos y bajo lo que podríamos denominar el espíritu Ernest Lluch, aparece un nuevo intermediador, el PSOE que, separándose parcialmente del PP, se propone como puente entre éste y el PNV. No deja de ser llamativo cómo son los crímenes de ETA los que marcan el reclamo de diálogo entre las diversas fuerzas políticas (Miguel Ángel Blanco, Ernest Lluch); y en segundo lugar, cómo finalmente, parece que se llega por derivación a las tesis iniciales del mundo de HB-ETA respecto a la necesidad de un diálogo.

Así, de la primera inconmensurabilidad PP-PSOE frente al PNV pasamos a una segunda inconmensurabilidad PP frente a PSOE-PNV motivada por el Pacto de Estella y sus ramificaciones (la autodeterminación que dicho pacto conlleva). ¿Estamos ante una doble inconmensurabilidad o sigue siendo una y la misma? Es el PNV el que pivota como eje en los dos goznes de la polémica.

También es de reseñar que la postura del PNV ha variado o al menos se ha esclarecido respecto al momento de Ermua. Así, su máximo dirigente, Xabier Arzallus, ha dejado claro su postura soberanista y su apuesta por el derecho a la autodeterminación (Pacto de Estella). De esta manera, la inconmensurabilidad primaria nace de la alineación con la Constitución y el Estatuto o de su rechazo y búsqueda de fórmulas para la autodeterminación.

Por lo tanto, el debate sólo se puede establecer en términos claros y concisos respecto a este polo. Dado que la hermeneutica es el arte de abrir nuevos caminos de diálogo, de aproximación, de convertir los discursos inconmensurables en conmensurables, los estatutistas podrán argumentar que ha sido precisamente el Estatuto ese ejercicio de intentar aproximar posturas y lo que ha permitido una autonomía con el mayor nivel de autogobierno de toda España; y los no estatutistas o soberanistas estirarán de la cuerda y dirán ¿y por qué no un poco más?

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Con dos bloques tan opuestos, y tan equilibrados (50% de votos para cada uno de ellos), la contienda no va a estar tanto en la razón o razones de ambos oponentes como en su capacidad retórica, como bien le respondió Gadamer a Habermas, en una famosa polémica filosófica de la década de los ochenta. Gadamer refería, en clave socrática, cómo las pintadas en Mayo del 68 fueron mas importantes que las decenas de discursos que tuvieron a bien proferir los líderes estudiantiles. Así, no parece que será el dialogo el que resuelva semejantes inconmensurabilidades, sino la retórica y su plasmacion en el voto, principal máxima de la democracia.

Ciertamente para ello vale casi todo, pero no todo, como nos recuerda el quinto mandamiento, "no matarás", que incluye el no amenazarás la libertad del votante, libertad que en muchas zonas del País Vasco, desgraciadamente, es más que cuestionable. Por eso, cuando lo que está en juego es la misma democracia, es posible que la cuestión no pueda circunscribirse a un debate estéril de Estatuto sí o no-Autodeterminación sí o no. Es posible que en estos momentos el debate propiamente dicho sea democracia sí o democracia no. Ante lo cual, evidentemente, no hay diálogo que valga.

Daniel Padró Moreno es doctor en Medicina y psiquiatra.

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