El 'bebé milagro' cumple un año
El hijo de la mujer asturiana que fue mantenida artificialmente con vida durante mes y medio crece sano y feliz
"Estamos encantados. Es un niño sano y se desarrolla muy bien para ser un prematuro. Desde que salió del hospital sólo ha sufrido un catarro. Come y duerme muy bien, y es muy alegre y risueño. Le encanta salir a la calle y, sobre todo, que la gente le diga cosas. Es muy sociable". Quien así habla es Coral L. M., una de las tías maternas de Luis Miguel L. M., el niño sietemesino nacido en Gijón de una madre clínicamente muerta a la que se le prolongó artificialmente la vida durante mes y medio para que se pudiera culminar el embarazo. Luis Miguel cumplirá mañana, domingo, un año de vida.Coral, que se hizo cargo de la custodia del pequeño nada más nacer, está encantada con la salud y vitalidad del niño y ayer se mostraba feliz con el pequeño. La tía de Luis Miguel ha iniciado ya los trámites para su adopción.
Coral, de 48 años, es una de las hermanas de Milagros, la madre del bebé milagro, a la que siempre había estado muy vinculada, sobre todo desde la desaparición de sus progenitores. Reside junto a su marido, trabajador de la empresa siderúrgica Aceralia, en la localidad de Piedras Blancas, muy cerca de Avilés. El matrimonio tiene un único hijo, de 21 años, estudiante. "Desde que nació el niño, es para nosotros igual que si fuese nuestro hijo. Lo hemos tenido desde el primer día y para él somos sus padres, y nuestro hijo mayor, su hermano. Es una experiencia que hay que vivir para comprender que la sensación es como si yo misma lo hubiese parido. Estamos muy contentos", dijo ayer Coral.
Luis Miguel nació a las 15.10 del 31 de diciembre de 1999 en el hospital de Cabueñes, de Gijón. Su madre, Milagros L. M., de 34 años, soltera, había sido declarada en situación de muerte cerebral el 14 de noviembre a causa de una "hemorragia cerebral masiva" motivada, probablemente, por una situación séptica (infección general en la sangre con afectación a diversos órganos) que padecía.
En el momento de su muerte cerebral, Milagros estaba embarazada de 21 semanas y 4 días y, por petición expresa suya y con el conocimiento y aprobación de su familia, los médicos del hospital de Cabueñes tomaron la decisión de mantener artificialmente con vida a la gestante para que siguiese actuando como incubadora natural de su hijo. Para ello se le sometió a ventilación mecánica continua, uso de drogas vasoactivas, nutrición parenteral (por vena) y tratamiento hormonal, con el suministro periódico de dos drogas de hipófisis y de tiroides.
Desde entonces, y hasta que se provocó el parto artificialmente, la mujer, que presentaba ausencia total de signos clínicos y de actividad tanto cerebral y troncoencefálica como eléctrica, sólo mantuvo actividad medular.
Aunque el propósito inicial del equipo médico era prolongar artificialmente la vida de la madre hasta finales de enero para que el feto superara las 32 semanas de gestación, un aumento del líquido amniótico aconsejó provocar el parto tres semanas antes.
Al bebé, que pesó 1,290 kilogramos, se le apreció entonces una leve disfunción respiratoria motivada por una infección intrauterina. Su estado se agravó el 17 de enero, cuando se le detectó una "infección intestinal severa" que se diagnosticó como una "enterocolitis necrosante" que hizo temer por su vida y que aconsejó su traslado al Hospital Central de Asturias, en Oviedo, donde permaneció bajo cuidados intensivos casi un mes, hasta el 15 de febrero, en que, superada la dolencia, fue devuelto al Hospital de Cabueñes.
El alta médica definitiva la recibió el 10 de marzo. Desde entonces, salvo un resfriado y una intervención quirúrgica realizada la semana pasada para corregir una malformación congénita en uno de sus pies, no ha vuelto a padecer ningún problema médico. El estado de salud del pequeño, pese a las excepcionales circunstancias de su gestación y parto, es bueno y su desarrollo es normal para un bebé prematuro, según los responsables del equipo médico del Hospital de Cabueñes.
En el centro sanitario aseguraban ayer que su evolución, "tanto física como neurológica, es correcta". Periódicamente, Luis Miguel pasa controles en la clínica, que se prolongarán, señalaron los responsables médicos, "como hacemos con cualquier otro gran prematuro", al menos durante un año más.
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