Manifestación de protesta en China por el incendio de la discoteca
Los familiares de las 309 personas que el día de Navidad murieron en el incendio de una discoteca en la ciudad central de Luoyang se manifestaron ayer por las calles de la localidad acusando de negligencia a las autoridades. Más de mil personas gritaron consignas contra el Gobierno local y mostraron pancartas en las que se podía leer "Justicia para los muertos". Mientras, el Parlamento chino aprobó ayer la sustitución del ministro de Justicia, caído en desgracia hace un mes.
La ciudad de Luoyang vivió ayer escenas que no son habituales en China, y más desde la sangrienta represión de los estudiantes en la plaza de Tiananmen. Cientos de personas se concentraron en una céntrica avenida e interrumpieron el tráfico mientras acusaban a las autoridades de ser las responsables indirectas de la tragedia. Policías uniformados intervinieron rápidamente retirando las pancartas. Un hombre mayor se encaró con los antidisturbios y comenzó a gritar: "Se supone que sois la carne y la sangre del pueblo, pero ocultáis los hechos". Varios escuadrones de policía militarizada marcharon en formación hacia la zona en que se producían los disturbios, aunque no hay informaciones de que se produjeran choques con los manifestantes.
La policía anunció la detención de cuatro trabajadores que, según la versión oficial, habrían renocido haber originado el incendio cuando soldaban una tubería. Una chispa del soplete prendió en el almacén en el que se realizaba la reforma y el fuego se extendió rápidamente por el centro comercial que albergaba la discoteca. Otras ocho personas han sido detenidas por mentir durante las investigaciones del suceso.
En la ciudad se ha extendido el rumor de que los fallecidos podrían ser muchos más de los 309 oficiales. Al parecer, se repartieron más de 400 entradas sólo entre hombres, mientras que a decenas de mujeres se les permitió acceder gratis a la fiesta. En medio del pánico, numerosas víctimas pudieron llamar a sus familiares a través de teléfonos móviles. "Estamos muriendo entre llamas", decía uno de los mensajes.
Por otra parte, el Parlamento chino nombró ayer al sustituto del ex ministro de Justicia, Gao Changli, caído en desgracia hace un mes por causas que no han sido hechas oficiales, aunque se especula que podría estar relacionado con numerosos casos de corrupción. Su sucesor es Zhang Fusen, vicesecretario general del Partido Comunista de Pekín. La prensa de Hong-Kong asegura que Gao podría haber levantado recelos en la cúpula comunista por haber cedido varias villas oficiales a una amante.
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