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El Ministerio de Medio Ambiente intenta negociar cambios en el Plan Hidrológico

Matas e Iglesias mantienen contactos secretos, aunque el presidente de Aragón lo niega

La herida abierta entre el Gobierno central y el de Aragón por el Plan Hidrológico, que identifica al Ebro como único río que puede ceder aguas a regiones secas, se intenta suturar a través de intermediarios y contactos directos (mantenidos en secreto) entre el ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, y el presidente de la Comunidad aragonesa, Marcelino Iglesias. Uno de esos intermediarios ha sido el Colegio de Ingenieros de Caminos, en cuya sede nacional se ha pactado un acuerdo de mínimos: la reducción de la toma del Ebro, el alargamiento del trasvase de Tarragona y el reforzamiento del Tajo-Segura. Iglesias niega que haya habido ningún contacto, ni directo ni indirecto, y que se haya llegado a algún tipo de pacto.

El presidente de Aragón sostiene que el último contacto con el ministro data del pasado 11 de octubre, y que no ha habido ningún otro intercambio de impresiones, por lo que la situación de bloqueo entre los dos gobiernos, regional y central, continúa como al principio, al menos según Iglesias. Como prueba de esa incomunicación, el recién confirmado líder del PSOE aragonés comenta que la semana pasada envió una carta a La Moncloa solicitando una entrevista con Aznar y que ni siquera se han tomado la molestia de contestarle.La sutura de la herida producida en Aragón por la sensación de que el Gobierno central ha castigado, a través del Plan Hidrológico Nacional (PHN), a una región donde el PP gobernó hasta que su compañero de coalición (el nacionalista PAR) le traicionó tras las últimas elecciones para aliarse con el PSOE y perdió el poder por la "traición" del PAR, será dolorosa. Pero se abren paso distintos intermediarios dispuestos a ejercer de sanitarios. Pese al desmentido oficial, fuentes próximas al Ministerio Medio Ambiente y al Colegio de Ingenieros de Caminos sostienen que Iglesias mantiene contactos personales con el ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, al margen de la dialéctica de confrontación que trasladan a los medios de comunicación.

Entre los intermediarios figura el propio Colegio de Caminos, en cuya sede nacional se han celebrado unas jornadas sobre el Plan Hidrológico organizadas por Luis Berga, catedrático de Hidráulica de Barcelona, y el Foro del Agua. Sus conclusiones fueron consensuadas por Eugenio Nadal, ex presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro en la etapa socialista y uno de los asesores en cuestiones de agua del presidente de Aragón; el presidente del Colegio, Juan Manuel Villar Mir, y el del Foro del Agua, José María Fluxá. Ni el ministerio ni el Gobierno de Aragón corrigieron una coma antes de hacerlo público.

En el texto consensuado, Aragón acepta un trasvase del Ebro a condición de que se estudien los déficits estructurales de la margen derecha del Ebro en Aragón (el río se nutre de los afluentes pirenaicos de su margen izquierda, mientras la derecha es semidesértica), que se optimice el infrautilizado acueducto Tajo-Segura con aportaciones del río Jarama y se derogue la ley del denominado "minitrasvase" del Ebro a Tarragona, que podría prolongarse hasta conectar con la red de Barcelona, de la que sólo le separan cinco kilómetros.

En las alegaciones de la Generalitat de Cataluña al PHN se propone recompensar una menor toma del Ebro y comprarles agua a los regantes del Delta, que tienen una concesión de 1.550 hectómetros cúbicos anuales "a perpetuidad" (el PHN prevé desviar 1.050 hectómetros cúbicos a todo el litoral mediterráneo, desde Almería a Barcelona).

Cuando el presidente del Colegio de Caminos, Juan Manuel Villar Mir, le entregó las propuestas de las jornadas al secretario de Estado de Aguas, Pascual Fernández, le espetó que no le pidiera más estudios, sin saber que el documento ya lo conocían el ministro y el presidente aragonés. Ninguno de ellos había puesto objeciones.

Aunque oficialmente no existen contactos entre La Moncloa y Aragón, mucha gente trabaja por tender puentes. La manifestación de Zaragoza pesa como una losa en La Moncloa, donde nunca podían imaginar una reacción tan solidaria y multitudinaria contra el PHN.

Para Aragón, como para muchos de los expertos de toda España que han intervenido en las jornadas sobre el Plan Hidrológico, el anteproyecto del Gobierno acentúa las diferencias de desarrollo regional. Además de ser la única comunidad pirenaica que carece de conexiones con Francia, ve cómo el plan se reduce a un solo trasvase, el del Ebro.

Antonio Embid, el catedrático de Derecho Administrativo de Zaragoza, dice que debería llamarse Ley del Trasvase del Ebro. Una ley que carece de exposición de motivos y usos ambientales. Embid no entiende qué sentido tiene incorporar unos anexos (los añadió el ministro Jaume Matas) que no son más que un "batiburrillo de obras, muchas de las cuales ya han sido declaradas de interés general".

Tras analizar los aspectos técnicos del PHN, los expertos han llegado al convencimiento de que su papel pasa a un segundo plano y que todo se decidirá en los despachos políticos.

La tramitación del PHN, entretanto, sigue su curso en el seno del Consejo Nacional del Agua, que se va a reunir los próximos días para analizar las más de 100.000 alegaciones recibidas y adelantar un trabajo que se considera técnico.

Por su parte, el secretario de Estado de Aguas, Pascual Fernández, mantiene encuentros bilaterales con las comunidades autónomas. Según varios asistentes, Fernández se limita a escuchar las reivindicaciones y no asume ningún compromiso, por lo que no se esperan avances en la reunión con Aragón del próximo 4 de enero. Frente a ello, el Gobierno parece tener prisa para aprobar el plan dentro de un plazo que permita acogerse a los fondos estructurales europeos para financiar las obras.

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