El movimiento del populista Draskovic, fuera del Parlamento
Dos viejos zorros de la política serbia, amigos en su día y enemigos irreconciliables ahora, han corrido distinta suerte en las elecciones legislativas. El ultranacionalista y fascistoide Vojislav Seselj, profesor universitario de 46 años, con su Partido Radical Serbio (SRS), ha logrado un 8,55% de los votos y 23 diputados; será, pues, la tercera fuerza. El veleidoso populista Vuk Draskovic, escritor nacionalista y monarquico de 54 años, al frente de su Movimiento Serbio de Renovación (SPO), ha sufrido un durísimo castigo: su partido se quedó fuera del Parlamento con sólo un 3,76% de votos. Vuk y Seselj tenían buenas relaciones, incluso uno fue testigo de boda del otro. Esta amistad no resistió las pruebas de la política. Seselj llegó a acusar de cocainómano a Draskovic, que llevó la disputa a los tribunales de justicia.
Al régimen de Milosevic no le alteraban estas peleas. Lo importante era que apoyaran todo el tinglado para frenar el crecimiento de la oposición. Milosevic era un maestro en la cooptación de sus rivales y acertó a captar a sus antiguos enemigos, Seselj y Draskovic, a los que antes había encarcelado o golpeado.
El pasado sábado, el pueblo de Serbia emitió su veredicto. Seselj se había negado a entrar en el Gobierno transitorio, formado a raíz del derrocamiento de Milosevic, y quedó convertido en la única oposición en los últimos dos meses. Ahora lo ha capitalizado con una mínima parcela de poder en el futuro parlamento. A Draskovic, el electorado le castigó sus continuos bandazos, por no saber unirse a Kostunica a tiempo, y presentarse en solitario.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.