El clamor de los oprimidos
Resulta imposible de calificar moralmente que en nuestra época de desarrollo, en el siglo XXI, el 85% de la humanidad viva en la miseria. Si hay alguien a quien esto no le conmueve en lo más profundo de su ser, es que ha dejado de ser persona. Quienes viven donde millones de criaturas humanas sobreviven sometidas a condiciones infrahumanas, prácticamente reducidas a esclavitud, deberán estar muy sordos para no escuchar el clamor de los oprimidos. Quien haya caído en la cuenta de las muchísimas injusticias consecuencia de la tan desigual repartición de las riquezas, deberá tener un corazón de piedra para no captar el grito de los empobrecidos. Y el clamor de los pobres es la voz de Dios.Miles de jóvenes hemos organizado marchas por toda la geografía española, más de 40 ciudades, para clamar justicia para los empobrecidos en las relaciones Norte-Sur, contra el hambre, el paro y la esclavitud infantil. No podemos seguir silenciando este crimen . Debemos ser la voz de los pobres y aguijón para nuestra sociedad instalada y obcecada en falsas seguridades y hacer ver cómo nuestra libertad burguesa y nuestro consumo superfluo (especialmente estos días de Navidad) están en relación y son causa de la opresión y miseria de los pueblos empobrecidos.
El hambre es el principal problema de la humanidad, es técnicamente evitable, pero no hay voluntad política para solucionarlo. Rechazamos el hacerlo por una ceguera fratricida. La solución requiere la solidaridad militante a través de acciones concretas y universales, movilizarse para hacer realidad este sueño milenario.¡Hambre, nunca más! - María Carmen Ortiz de Urbina.Vitoria.
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