Miles de personas despiden al fundador de Porcelanosa
Las adversas condiciones climatológicas con las que amaneció ayer Vila-real, con humedad y frío, no amilanaron a las más de 7.000 personas que acudieron a dar el último adiós al presidente del grupo Porcelanosa, José Soriano, fallecido el pasado miércoles en accidente de tráfico. Un impresionante silencio se adueñó de las calles del centro de la localidad castellonense de Vila-real, por donde circularon 40 coches fúnebres, cargados con más de dos centenares de coronas de flores enviadas desde todas partes del mundo.Por primera vez desde su creación, la fábrica de revestimientos y pavimentos Porcelanosa paró sus máquinas para que todos sus trabajadores pudieran acudir al sepelio. Así, parte de los más de 2.000 empleados de la empresa fueron los encargados de descargar y portar las coronas desde la Iglesia de San Pascual, donde se rezó un responso, hasta la Iglesia Arciprestal, donde se celebró el funeral.
Los alrededor de 500 metros que separan ambos templos estuvieron repletos de vecinos, amigos y compañeros de José Soriano, que quisieron también presenciar el paso del féretro, a hombros de sus empleados. Junto a éstos se situó una nutrida representación del mundo político de la Comunidad Valenciana y empresarial a nivel mundial. Un avión fletado en Italia, varios empresarios franceses, alemanes e ingleses quisieron también estar al lado de la familia de Soriano, su viuda y sus dos hijas. El presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, los consejeros de Hacienda, Vicente Rambla, y de Industria, Fernando Castelló, diputados nacionales, autonómicos y provinciales, además de un nutrido número de alcaldes, estuvieron entre los presentes. El presidente de la patronal autonómica Cierval, Ramón Ferrando, el de Feria Valencia, Alberto Catalá, o empresarios como los hermanos Roig o Lladró, también acudieron a las exequias del empresario castellonense, además de los hermanos García Candau, naturales de Vila-real.
El obispo de la diócesis Segorbe-Castellón, Juan Antonio Reig Plà, y el de Tortosa, Javier Salinas, celebraron el funeral, en el que también participaron sacerdotes de las parroquias de la localidad y en el que intervino la Coral Vicente Ripollés. Durante el acto religioso se destacó el carácter emprendedor, la sencillez y la calidad de "hombre rico para regalar el don de la amistad" de Soriano. "Él sabía", dijo Reig Plà, "que lo más importante de sus empresas eran las personas".
El Ayuntamiento de Vila-real, que ha concedido a Soriano a título póstumo la medalla de honor de la ciudad, declaró ayer día de luto oficial, en el que la bandera del Consistorio ondeó a media asta y con un crespón negro.
EL PAÍS recupera hoy unas palabras de Soriano del año 1996, que no llegaron a publicarse porque al poco de realizarse la entrevista, el Ministerio del Interior le pidió al empresario que no apareciese en los papeles, ya que tenía noticias de que ETA le consideraba como uno de sus objetivos.
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