Un chico normal

Era inevitable, la triste noticia del fallecimiento de Carlos Cano presidió el arranque del concierto de anoche de Ismael Serrano. "La Alhambra nunca será tan roja" dijo el cantautor madrileño para recordar al granadino y como queriéndose alistar a la ideología que este en vida defendió. Para él fue todo el concierto.Y es que Ismael Serrano enlaza a la perfección con la filosofía del cantautor de los años setenta. No oculta su izquierdismo y en sus canciones, aunque diga que no, le gusta incluir mensajes. Él lo llama "canciones con recado", repitiendo un magnífico concepto acuñado por el iconoclasta duo radiofónico Gomaespuma.

Con su corta experiencia de artista de éxito, apenas tres discos y unos pocos conciertos por teatros, Serrano sabe conquistar al público desde el comienzo. A lo mejor su larga trayectoria cantando por cafés y bares le han aportado esa seguridad con que acomete los monólogos entre sus canciones. A veces son extensos y bien parece un humorista sacado del Club de la Comedia.

Le pasó con Una historia de Alvite o en Canción de amor propio. En la primera, que desarrolló en clave de jazz-swing, queriendo que su público se imaginara en un club lleno de humo, poblado de hombres duros pero sentimentales y mujeres fatales que vieran en él un Sinatra; y en la segunda, ensalzando las bondades de la masturbación, práctica que, según él, recomiendan nueve de cada 10 médicos.

Dice Ismael Serrano casi al final de su concierto que no es cantautor para cambiar el mundo que sólo pretende con sus canciones que nadie se sienta solo, pero esas canciones con recado más de una vez remiten a situaciones dramáticas que en el fondo encierran el anhelo de un mundo mejor. Esos paraísos desiertos a los que se refiere su último disco. Chile, Pinochet, las dictaduras, la intolerancia, las frustraciones, la insolidaridad... Son denunciados por Ismael Serrano de manera inequívoca. "O se está con los asesinos o se está con la humanidad, ahí no cabe medias tintas", dice al presentar A las madres de mayo.

A veces burlón, a veces tierno y a veces descreído Ismael Serrano está demasiado anclado a su pasado y al de la vieja canción de autor, que reivindica acaloradamente. Es cierto que sus planteamientos musicales actuales han variado con respecto a su primer concierto hace casi tres años en el mismo escenario. Hay jazz, algo de bossa, swing, country (cuando canta Javier Bergia) y hasta rumba (¿Dónde estarás?), pero su mayor aplauso lo logra cuando entona su primera canción con la que se dio a conocer Papá, cuéntame otra vez.

Ahí se mostró con su voz y su canción al desnudo, sin muchos planteamientos estéticos, sólo arropado tenuemente por su banda y grandemente por su público. Gente muy joven en su mayoría, que en voz baja cantaron cada una de las estrofas de todo el concierto y que a simple vista tenían un aspecto de proximidad y cercanía tan normal como la del propio Ismael Serrano.