Los campanilleros por la madrugá
El ciclo festivo navideño es en Andalucía mucho más complejo de lo que parece. Hasta tres cantos, fundamentales y diversos, gravitan en la música y la letra de estos días: los campanilleros, los aguilandos (más presentes en la parte oriental), y los más comunes villancicos.Hoy los tres parecen una misma cosa, y los referentes también, debido a los múltiples injertos que el tiempo ha ido produciendo entre ellos y al envoltorio cristiano de todo el ciclo. Pero antaño cada cual tuvo sus melodías, su tiempo y su porqué. En los dos primeros citados se puede rastrear un remoto origen pagano, como pagano es el sol que todavía figura a la cabecera del pesebre del Niño Jesús, en las figurillas que se compran para los belenes. Reminiscencia tenaz del rito del nacimiento de Mitra, el dios-sol, al término de las saturnales, el 24 de diciembre.
Los campanilleros son aires de alborada, antiguos cantos de ánimas, cristianados como coplas a la Virgen María, generalmente en el mes de octubre, por grupos de hombres que recorren las calles, acompañándose de guitarras y de instrumentos múltiples de percusión. Todavía se les puede oír en Aracena (dedicados a la Virgen del Rosario) y otros pueblos del entorno, rompiendo el estremecido silencio de la madrugá. En Priego de Córdoba, son los famosos auroros, pero los que mantienen la melodía más arcaica, de ritual bizantino, son los de Murcia. Conviene recordar que tales cantos de ánima (de culto a los muertos), tenían lugar en octubre, porque éste era el mes último del año antes de la reforma juliana del calendario, lo que da idea de su extraordinaria antigüedad, y de la profundidad que tienen las raíces romanas en Andalucía.
Se mantienen los primitivos ritmos campanilleros a base de dobles cuartetas hexasílabas irregulares, con arranque quebrado en un tetrasílabo: "En los campos / de mi mi Andalucía / los campanilleros / por la madrugá, / me despiertan / con sus campanillas / y con sus guitarras / me hacen llorar". "En el arco / de la Macarena, / la ruea de un carro / a un niño pilló. / Y su madre, / triste y afligida / el escapulario / del Carmen le echó" (obsérvese el tema mariano, pero no navideño).
De cómo fueron otros cantos profanos del solsticio invernal quedan restos aquí y allá, como esta copla, a compás de seguidilla, de Cumbres de San Bartolomé (Huelva, frontera con Badajoz): "Los burros de tío Reyes, / rancomplán, chiribachun / richimplán / vienen bajando / chiribán / por la sierra de Aroche / la carretera / chiribán. / Y el que quiera madroños / suba a la sierra / chiribán / que se están desgajando / las madroñeras". Temas amorosos, de vida cotidiana y, por supuesto, de exaltación del buen yantar y beber, acusan el mismo origen pagano: "Esta noche es Nochebuena / y mañana Navidad. / Saca la bota, María / que me voy a emborrachar". Ahí es nada el mensaje.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.