_
_
_
_

Suprema ironía

Resulta que Al Gore es un estadista después de que admitiera su derrota tras 36 días de dura pelea legal. Pero el juez William Rehnquist, del Tribunal Supremo, ha herido profundamente nuestras instituciones al hacer su trabajo y decidir en un caso que preferiría no haber tenido que decidir. (...)Su admisión de la derrota era algo muy necesario y así repara parte del daño que su reto legal, que no tiene ningún precendente, había hecho. Pero la feroz campaña poselectoral de Gore es otra historia que no debería desvanecerse ahora como si se tratara de algo rutinario. Él y cuatro miembros del Supremo de Florida son los responsables del naufragio político tras la elección presidencial. (...)

Gore trató de robar las elecciones cambiando las reglas después del 7 de noviembre. Sus abogados nunca quisieron un recuento manual de todos los votos del Estado de Florida, (...) sino que pidieron un recuento manual de algunas papeletas, sobre todo en distritos demócratas, dirigido por recontadores demócratas en muchos casos y bajo criterios de propia elección. Hubo momento antes del elegido para haber abandonado la batalla y conservado así algo de respeto, (...) pero Gore prosiguió. (...) La ironía es que Al Gore ha sido finalmente derrotado por el mismo proceso legal que él mismo trató de explotar. (...) Los legisladores, al menos, son elegidos por los votantes, que delegan en ellos el poder para dictar leyes que fijen las reglas de las elecciones. Pero no delegan en los tribunales el derecho a reescribir las reglas a posteriori en beneficio de un candidato u otro. Nueva York, 15 de diciembre

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_