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Suprema ironía

Resulta que Al Gore es un estadista después de que admitiera su derrota tras 36 días de dura pelea legal. Pero el juez William Rehnquist, del Tribunal Supremo, ha herido profundamente nuestras instituciones al hacer su trabajo y decidir en un caso que preferiría no haber tenido que decidir. (...)Su admisión de la derrota era algo muy necesario y así repara parte del daño que su reto legal, que no tiene ningún precendente, había hecho. Pero la feroz campaña poselectoral de Gore es otra historia que no debería desvanecerse ahora como si se tratara de algo rutinario. Él y cuatro miembros del Supremo de Florida son los responsables del naufragio político tras la elección presidencial. (...)

Gore trató de robar las elecciones cambiando las reglas después del 7 de noviembre. Sus abogados nunca quisieron un recuento manual de todos los votos del Estado de Florida, (...) sino que pidieron un recuento manual de algunas papeletas, sobre todo en distritos demócratas, dirigido por recontadores demócratas en muchos casos y bajo criterios de propia elección. Hubo momento antes del elegido para haber abandonado la batalla y conservado así algo de respeto, (...) pero Gore prosiguió. (...) La ironía es que Al Gore ha sido finalmente derrotado por el mismo proceso legal que él mismo trató de explotar. (...) Los legisladores, al menos, son elegidos por los votantes, que delegan en ellos el poder para dictar leyes que fijen las reglas de las elecciones. Pero no delegan en los tribunales el derecho a reescribir las reglas a posteriori en beneficio de un candidato u otro. Nueva York, 15 de diciembre

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