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RELEVO EN LA CASA BLANCA

Powell planea sacar las tropas de Kosovo

El nuevo secretario de Estado quiere más dureza con Irak y defiende el escudo antimisiles

"El fascismo y el comunismo han fracasado; si quieres triunfar en el siglo XXI, debes encontrar tu camino a la democracia". Éste es el principio que, según declaró ayer Colin Powell, guiará la política exterior de la presidencia de George W. Bush. En un acto celebrado en una escuela de Crawford (Tejas), Bush nombró a Powell secretario de Estado, "el rostro y la voz de la diplomacia de EE UU", el primer afroamericano en ese puesto. En su primera intervención, Powell defendió el escudo antimisiles proyectado por Bill Clinton, el endurecimiento de las sanciones contra Irak y la revisión de la presencia militar en los Balcanes."Nuestro plan es llevar a cabo una revisión justo después de que se inaugure la presidencia. Nuestras fuerzas armadas están desplegadas al máximo y hay un límite en el sostenimiento de estos despliegues", dijo Powell. Este primer nombramiento del presidente electo emitió al mundo un mensaje de experiencia y estabilidad en la política exterior, y a los norteamericanos, otro de reconciliación y apertura a las minorías.

"Powell es un héroe norteamericano", dijo Bush al anunciar que este hombre, de 63 años de edad y 35 de servicio en las Fuerzas Armadas, será el jefe de la diplomacia estadounidense. El presidente electo le dio de inmediato las directrices de su trabajo: "La promoción exterior de nuestros intereses y nuestros ideales, la construcción de una política internacional bipartidista y de unidad nacional y la cooperación estrecha con nuestros aliados en Europa y Asia". Bush cifró los ideales norteamericanos en "la promoción de la paz en Europa y Oriente Próximo, el libre comercio en el continente americano" y "la democracia en todo el planeta".

Cambios concretos

El hombre que ha conquistado la presidencia por unos cientos de votos en Florida y tan sólo uno en el Supremo de EE UU no pudo ser más claro. El resto del mundo puede esperar cambios en algunas políticas concretas -y Powell citó luego tres: un deseo de retirada de los soldados norteamericanos de los Balcanes, una voluntad de construir el escudo de defensa antimisiles y una mayor agresividad con Sadam Husein-, pero las líneas generales seguirán siendo las mismas que las de los tiempos del primer Bush y los ocho años de Clinton. La presencia de Powell, que trabajó con los últimos presidentes, lo garantiza.No habrá regreso al aislacionismo. El "internacionalismo", precisó Powell, caracterizará la presidencia de Bush, en un mundo en el que "ya no hay bloques", sino "un mosaico" que afronta "desafíos y crisis de los que todavía nada sabemos". Powell reiteró que EE UU desearía retirar sus soldados de Kosovo y Bosnia, pero aseguró que no lo hará sin antes consultar y negociar con los miembros europeos de la OTAN, que deberían tomar el relevo. La experiencia de Powell como jefe del Estado Mayor de EE UU durante la guerra del Golfo, señaló Bush, garantiza que el nuevo secretario de Estado es capaz de construir consensos.

Bush nombrará hoy a otra afroamericana, Condoleezza Rice, como su consejera de Seguridad Nacional y mañana viajará a Washington para entrevistarse con Bill Clinton y Al Gore. Lo hará habiendo ganado una primera batalla. No por muy anunciado, el nombramiento de Powell, que no tendrá ningún problema para ser confirmado en su cargo por el Senado, deja de ser muy importante política y simbólicamente. Powell es un hombre que garantiza experiencia al Gobierno de un Bush novato en asuntos nacionales e internacionales. Es el primer afroamericano en la Secretaría de Estado y reemplaza a la primera mujer en ese puesto, Madeleine Albright. Y es un republicano muy moderado y un defensor del derecho al aborto y de la discriminación positiva a favor de las minorías. Así que EE UU entendió ayer que el nombramiento pretende tranquilizar las inquietudes internacionales y, a escala doméstica, es una mano tendida a la reconciliación nacional.

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