Aznar y Zapatero presionan a Jordi Pujol para que CiU se sume al pacto antiterrorista

El Gobierno y el PSOE presionan concertadamente a CiU para lograr su adhesión al pacto contra ETA. El ministro portavoz, Pío Cabanillas, aseguró ayer que el "Gobierno insistirá a CiU en público y en privado" para que se incorpore al acuerdo. El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció que se reunirá con Jordi Pujol el 23 de diciembre en Barcelona con este objetivo. Miembros de CiU calificaron ayer de "fuerte" la presión a que están sometidos, pero aseguraron que no suscribirán un texto que no incluya también al PNV.

La primera tarea de los firmantes del pacto es lograr la mayor adhesión posible de los partidos democráticos. Ya han logrado la de Coalición Canaria, Partido Andalucista y Unidad Alavesa. Ahora persiguen la incorporación de CiU, como llave para poner al PNV en la tesitura de elegir entre la rectificación del Pacto de Lizarra o el aislamiento.En las cúpulas del Gobierno y del PSOE se cree que la actitud de Jordi Pujol puede ser determinante sobre un PNV cuyas organizaciones de base están en contra de los postulados del Pacto de Lizarra, que sólo defienden el núcleo dirigente que rodea a Xabier Arzalluz y Joseba Egibar.

Pero la respuesta de CiU a los requerimientos fue ayer firme. "Si tan importante es la presencia de CiU en este pacto", dijo el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, "no costaba nada invitarnos a hablar" antes de firmarlo. Duran celebró que el PP y el PSOE "hayan acercado posiciones", pero sostuvo que para CiU eso es "insuficiente". Argumentó, además, que, si el PP se tomó su tiempo en aceptar el pacto, no se puede forzar a su coalición a "decidir en 24 horas".

Los nacionalistas catalanes critican un acuerdo que, a su juicio, tiene carácter excluyente. El portavoz del Grupo Catalán en el Congreso, Xavier Trias, afirmó ayer que el preámbulo del texto suscrito por PP y PSOE "está hecho exprofeso para que no lo pueda firmar nunca el PNV".

Un resquicio para ETA

Las declaraciones realizadas ayer por Cabanillas, tras el Consejo de Ministros, marcaron la pauta del Gobierno hacia CiU. Instó a la coalición que dirige Jordi Pujol a no dejarse llevar por las "tradiciones nacionalistas" o los "sentimentalismos históricos" de sus relaciones con el PNV. Si no firma el pacto contra ETA, advirtió el ministro, esa muestra de insolidaridad será un resquicio que dará una esperanza a la organización terrorista.Las reticencias de CiU, sin embargo, son compartidas por los otros partidos catalanes. Ayer se comprobó de nuevo con motivo de la declaración de condena del asesinato de Francisco Cano aprobada por el Parlamento catalán. Pasqual Maragall, en nombre de los socialistas, insistió en que el diálogo debe ser "entre todos los demócratas y entre el Gobierno español y el vasco". Josep Lluís Carod, de Esquerra Republicana, fue más lejos y citó al Premio Nobel de la Paz sudafricano, Desmond Tutu, para recordar que "con quien hay que firmar la paz es con el enemigo". Tras lograr la unidad de los demócratas, especificó, hay que negociar, con ETA "como se hace en Irlanda, Israel y Palestina".

El secretario general del PSOE tratará de convencer a Pujol de que se incorpore al acuerdo durante la entrevista que ambos mantendrán en Barcelona el próximo sábado. Rodríguez Zapatero se siente legitimado para intentarlo porque, antes, tuvo que convencer al propio PP. Pero, también, porque no sólo informó puntualmente a Pujol de la gestación del pacto sino que también dio largas explicaciones al lehendakari Juan José Ibarretxe. "No deberían tomarse mucho tiempo" para suscribir el acuerdo, apremió ayer Zapatero.

El líder socialista estima que, si el PNV rectifica y rompe con Lizarra, podrá variarse el preámbulo del texto, que tantas reticencias provoca en CiU. Ayer dijo en Terrassa que, para poder incluir al PNV, debería abandonar "determinadas tesis" que no han favorecido el fin de la violencia. "Eso no significa", aclaró, "que abandone sus ideas".