Inquietud de la Unión Europea

La mayoría de los líderes de la Unión Europea (UE), si hubieran tenido que elegir, habrían preferido a Albert Gore y no a George W. Bush como presidente de Estados Unidos para los próximos cuatro años, confiesan fuentes diplomáticas en Bruselas. Sin embargo, no es previsible que los primeros compases del futuro inquilino de la Casa Blanca supongan un giro sustancial en la política exterior y comercial norteamericana.[No obstante, el primer ministro francés, Lionel Jospin, consideró ayer que "siempre quedará una sombra de duda" sobre la elección de Bush, aunque en ningún momento puso en cuestión su legitimidad y legalidad, informa France Presse].

La preferencia por Gore, agregan las fuentes, se debe al hecho de la continuidad de una política de ocho años cercana a los intereses europeos como la que ha practicado Bill Clinton y a la falta de experiencia de Bush. Sin embargo, se reconoce que el gobernador de Tejas se ha rodeado de un avezado equipo de expertos empezando por el vicepresidente Richard Cheney y el futuro secretario de Estado Colin Powell.

En lo que respecta a la primera, dos son los temas que en principio suscitan más inquietud entre los europeos: la eventual reducción de tropas estadounidenses en los Balcanes, insinuada por Bush y alguno de sus colaboradores, y la voluntad de éste, mucho más clara que la de Gore, de desarrollar el controvertido y costoso plan de defensa antimisiles.

En el campo comercial, Bruselas confía en que las relaciones incluso mejoren. "Los republicanos siempre han practicado una política menos proteccionista que los demócratas", opina una fuente comunitaria. El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, dijo ayer que esperaba que Bush reactivase una nueva ronda mundial de comercio. Una zona donde los europeos pueden resultar algo dañados con la política de libre comercio de Bush es Latinoamérica.