"En nuestro mundo anímico somos primitivos y salvajes"
Suso de Toro (Santiago de Compostela, 1956) es un hombre sensible, que se reconoce especialmente conmovido y perturbado ante la violencia contra las mujeres, y, especialmente, contra las niñas. En su último libro No vuelvas, publicado por Ediciones B alude a esa violencia, a la que define como "la forma más destilada del horror". Pero la novela es mucho más: un viaje mágico hacia el pasado.Pregunta. ¿Es una obra difícil de leer?
Respuesta. Qué va. Tiene unas primeras páginas que te van introduciendo en el personaje. Y, cuando llegas a la 20, te das cuenta de que te has metido dentro de la piel del personaje y de que avanzas con él. Vives la historia. Los lectores me dicen que no lo sueltan, que es de esos libros cabrones que te atrapan hasta la madrugada.
P. ¿Quita el sueño también por su contenido?
R. Son emociones profundas, cosas que están en el fondo de todos nosotros.
P. ¿No vuelvas es un viaje hacia el pasado?
R. Sí, hacia atrás, hacia la identidad, hacia la infancia, porque en el fondo siempre somos el niño o la niña que fuimos. Lo que pasa es que andamos muy apurados y no nos damos cuenta hasta que llegamos a viejo. La que hace la protagonista es un viaje hacia dentro y hacia abajo y vuelve a su lugar de origen, aunque su madre, para preservarla, le había dicho siempre que no lo hiciera. Es el lugar innombrable, el que le había ocultado.
P. ¿Qué quería representar en la novela, el mal?
R. Sí, entre otras cosas; la naturaleza del mal. ¿Y qué es el mal?, ¿dónde detectas el mal en estado puro? Para mí como se manifiesta más claramente es a través de la violencia de hombres contra mujeres y, en concreto, contra niñas. Es decir, la forma más destilada de horror, es lo que más me conmueve y me perturba. Ese daño a esa inocencia, ese lugar donde se une la vida y la muerte, que es el sexo.
P. ¿Es una obra sobre las mujeres?
R. El feminismo nos permite a los hombres preguntarnos qué es lo específico del hombre. Con esta novela he hecho un esfuerzo por entender a la mujer y por expresar una parte del punto de vista de las mujeres. En el fondo de la novela hay fantasmas que se relacionan entre lo femenino y lo masculino y la protagonista se enfrenta a ellos. La novela juega también con la magia y con el misterio.
P. ¿La vergüenza puede liberar de los fantasmas?
R. El odio hay que echarlo fuera; sabes que mientras no le devuelvas el daño a esa persona que te ha quitado un pedazo de tí, de tu integridad moral, de tu fuerza, tú te sientes humillado y lo que quieres, es devolvérselo. Es un problema de equilibrio. En el fondo, todos nosotros seguimos siendo primitivos; en nuestro mundo anímico somos salvajes y esta novela trata del mundo anímico.
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