Una memoria excepcional JORDI BUSQUETS
No es frecuente encontrar, en las llamadas memorias de actividad que editan anualmente empresas e instituciones, públicas y privadas, el más mínimo espacio para la autocrítica. Ya se sabe: el papel cuché en el que se estampa a menudo este tipo de publicaciones no resulta el escenario más adecuado para autoflagelarse. La prosa encomiástica, aderezada con pulcras fotografías en color y gráficos con curvas de producción, de ventas... proyectadas invariablemente hacia el cielo, casa bastante mejor con estas páginas destinadas a contarle al mundo lo guapo, listo, competitivo y competente que es quien las paga -a menudo con dinero público.Naturalmente, hay excepciones. Y una de ellas es la Memoria del Archivo Municipal de Barcelona de 1999. Impresa en un papel corriente y encuadernada con una modesta cartulina azul, resume en 207 páginas la actividad que se desarrolla en todas las dependencias municipales en las que se conserva algun tipo de documentación. Están el Archivo Histórico -en la no menos histórica Casa de l'Ardiaca- y el Archivo Administrativo. Pero junto a estos centros emblemáticos figuran el archivo de las pompas fúnebres, el de los bomberos y el de la Guardia Urbana, el de urbanismo y el de sanidad, los de distrito y el de alcaldía... De todos ellos se habla en la mencionada Memoria, cuya lectura sugiere que no todo va sobre ruedas en el proceloso mundo de la archivística municipal.
Vayamos, por ejemplo, a las páginas correspondientes al archivo del gabinete de alcaldía, donde al parecer todo iba manga por hombro hasta el advenimiento del alcalde Joan Clos. O al menos eso sugieren esas líneas que informan al lector del final de una práctica, "bastante generalizada" entre los siete empleados de la oficina, consistente en conservar la documentación, "al menos la que era calificada como más importante", en lugares "distintos al archivo". "Todavía ahora", subrayan los archiveros, "nos traspasan, para su custodia y descripción, documentos de 1993, 1994, 1995... e incluso anteriores, de 1985 y 1986". En medio de este intento de ordenar el desorden, el archivo de la alcaldía recibió el pasado año el encargo de crear un fondo fotográfico con las imágenes procedentes del gabinete de relaciones públicas y protocolo: en sólo 12 meses el fondo acumuló ¡1.250 fotografías!, que dan cuenta, qué menos, de "toda la actividad del acalde".
Menos rastro quedará, si nada cambia, de todo lo concerniente a los preparativos del Fòrum Universal de les Cultures, Barcelona 2004. A pesar del esfuerzo desarrollado desde el Archivo Municipal para preservar "la memoria futura" de este acontecimiento, el Fòrum 2004 "no creyó necesario" disponer de un sistema de gestión de archivos ni de un técnico especializado en la gestión documental, por lo que "se procedió, a finales de 1999, a anular esta colaboración". El rechazo del Fòrum 2004 a ordenar con criterios archivísticos la huella documental de su actuación mandó al garete el trabajo realizado durante varios meses por tres técnicos del Archivo Municipal, y no es precisamente de personal de lo que anda sobrada la institución. Veamos lo ocurrido en el taller de restauración del Archivo Histórico, donde "la falta de recursos humanos" provocó la interrupción de los trabajos "en cortos periodos de tiempo". El servicio, pese a todo, funcionó a un "ritmo satisfactorio", subraya el redactor de la Memoria, que evalúa también de forma positiva, como se verá, las decisiones adoptadas para mejorar el servicio de consultas.
Superada la siempre difícil convivencia con las obras de reforma de la Casa de l'Ardiaca, que se prolongaron durante varios años, el Archivo Histórico registró en 1999 un "aumento espectacular de las consultas". Y ello fue debido tanto a la "indiscutible mejora de las condiciones de trabajo" -la sala de consultas es ahora un espacio espléndido- como a las "ventajas de todo orden que reportó la externalización del servicio de sala". Es decir, que la atención a los investigadores, realizada hasta entonces por empleados del centro, se efectúa ahora por personal contratado a través de una empresa privada. "Se ha ganado en rapidez, en eficacia, en calidad y también en amabilidad hacia los usuarios". Pues fantástico, ¿no?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.