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Reportaje:

La cocaína ya mata más que la heroína

La 'coca' se convierte en la principal causa de ingreso hospitalario entre los toxicómanos

Los ingresos de urgencias por consumo de cocaína superan por primera vez a los de heroína y, según el último informe del Observatorio Español sobre Drogas, esta sustancia se ha convertido en la principal causa de muerte por reacción aguda a la droga (53%). Aunque su consumo está estabilizado, dos décadas sin generar el rechazo social de la heroína han larvado graves consecuencias en la salud de miles de españoles, como demuestran los últimos indicadores, de 1999. Los adictos a la cocaína que solicitan un primer tratamiento han pasado de 681 en 1991 a 6.126 en 1999 y representan el 31% de todos los que piden asistencia por distintos consumos. Hace sólo tres años eran el 9%. Las unidades hospitalarias de desintoxicación tratan de adaptarse a una adicción que no cuenta con un sustitutivo legal, como es el caso de la metadona para los adictos a la heroína, y que también produce graves patologías físicas.

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Sin sustituto legal

La heroína ha estado siempre en el ojo del huracán por el alto grado de dependencia que crea, el rápido deterioro psíquico y físico de sus consumidores y su estrecha vinculación con la delincuencia, la prostitución y el sida. La cocaína, en cambio, se ha venido consumiendo en España no sólo sin rechazo social, sino asociada durante años al éxito profesional y económico, y últimamente, a la diversión nocturna y la capacidad de relacionarse.Pero el denominado silencio clínico de la cocaína ha desaparecido. Todos los indicadores del último informe del Observatorio Español de Drogas (ver gráfico), al que ha tenido acceso este diario, señalan un fuerte incremento de la atención médica a cocainómanos, ya que esta sustancia es la primera causa de muerte por sobredosis e ingresos de urgencias. Una tendencia que no cesa. Un ejemplo: en la unidad hospitalaria de desintoxicación de Vall d'Hebron de Barcelona. Según su director, Eugeni Bruguera, "se han disparado los casos de adicción a esta droga" hasta el punto de que el 40% de los 120 drogadictos que atiende esta unidad al año son cocainómanos. "Los ingresos suelen producirse cuando fracasa el tratamiento ambulatorio, hay patologías concomitantes y el entorno socioeconómico del enfermo no es favorable", explica.

Más pura y barata

Así pues, la heroína está dejando paso a la cocaína. El indicador más claro es el de urgencias por consumo de sustancias psicoactivas: el 20% de disminución de casos por heroína ha dado paso a un fuerte incremento de los causados por la coca. Se ha pasado del 1,7% en 1990 al 48% en 1999. Y el porcentaje de muertes de toxicómanos en las que se detectó consumo de cocaína ha pasado del 29% en 1996 al 55,3% en 1999.

Luis Caballero, del servicio de Psiquiatría del hospital Puerta de Hierro de Madrid, confirma el fenómeno: "La gravedad de esta adicción ya es equiparable a la de la heroína". Caballero considera que hay planes de desintoxicación "bien desarrollados", "pero esta adicción es muy traicionera porque reaparece en cualquier momento, y ello nos obliga a adaptar los servicios". La Comunidad de Madrid ha abierto un centro de atención para toxicómanos en programas de metadona que consumen cocaína.

Joaquim Casas, jefe de la unidad de Toxicomanías del hospital de Sant Pau de Barcelona, defiende la calidad de la red asistencial, a la que califica de "polivalente". Sin embargo, reconoce las dificultades que comporta el incremento de esta drogadicción. "El principal obstáculo", ilustra, "es que todavía no existe un sucedáneo que nos permita bajar al drogadicto a un nivel intermedio, y desde ahí tratar de solucionar el problema". A diferencia de los heroinómanos, que son sometidos a programas de metadona, un opiáceo legal que aminora y controla los efectos de la droga, en los tratamientos por cocainomanía los médicos sólo pueden hacer uso de psicofármacos para mejorar los mecanismos de autonocontrol y la impulsividad.En muchos casos, los cocainómanos son antiguos heroinómanos en programas de metadona, aunque esta circunstancia no explica la inversión de los indicadores de consumo entre ambas drogas. Gonzalo Robles, delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PND), asegura que se ha observado en decomisos de heroína que la droga llevaba mezclada cocaína. Con ello, los traficantes tratarían de desviar el consumo hacia esta droga que carece de sustitutivo legal, según Robles. El drogadicto aguanta más tiempo y el negocio de la droga se incrementa.

Andalucía y Cataluña son las dos comunidades autónomas con un mayor número de admisiones a tratamiento por sustancias psicoactivas. En los datos facilitados por la Consejería de Asuntos Sociales de Andalucía se observa que en cada una de sus ocho provincias ha habido un aumento de los casos en tratamiento por cocaína, pasando el global de la comunidad del 7,9% (1998) al 10,6% (1999).

En Cataluña, el porcentaje asciende al 14%: de 954 casos en 1997 a 2.181 el total del año pasado. Joan Colom, director general de Drogodependencias y Sida de la Generalitat, reconoce que el problema se incrementa día a día y apuesta por la prevención en el ámbito escolar. "Hemos de generar un espíritu crítico entre los adolescentes", señala.

Los especialistas médicos abundan en que ya es hora de desmitificar la cocaína como un estupefaciente que se puede controlar y que, a diferencia de la heroína, no tiene consecuencias físicas. Los últimos manuales de diagnóstico de salud mental de la Organización Mundial de la Salud y de la Asociación de Psiquiatras Americanos incluyen la dependencia física en la cocaína.

La adicción psicológica de esta sustancia es muy severa, y sus consecuencias y compulsividad en el consumo siempre dependerá de cómo sea aceptada por el organismo de cada individuo.

La experiencia clínica demuestra que la cocaína provoca, en mayor o menor medida, alteraciones del sistema nervioso ( convulsiones, cuadros epilépticos); complicaciones cardiovasculares y respiratorias (taquicardias, arritmias, edemas pulmonares); frecuentes trastornos renales (destruye masa muscular); provoca abortos espontáneos en la mujeres embarazadas; y, entre los muy adictos, necrosis del tabique nasal o del paladar.

Las complicaciones neuropsiquiátricas, que emergen más rápidamente, van desde las más leves (cefalea, ansiedad, depresión) a cuadros más complicados de ideación paranoide. Son muchos los casos en los que el cocainómano dice sentirse observado, controlado, un delirio, según el doctor Bruguera, "muy similar al de la esquizofrenia". También se dan cuadros de formicación, percepción táctil en la que el individuo desarrolla la obsesión de tener insectos por todo el cuerpo.

El aumento de las patologías provocadas por la cocaína se observó de manera contundente hace tres años en Barcelona. El último informe del estado de salud de la población, realizado por el Ayuntamiento, recuerda que las urgencias por cocaína superaban a las de heroína ya en 1997.El antropólogo Aurelio Díaz, de la Universidad Autónoma de Barcelona, vaticinó ya en 1992 lo que hoy sucede en su libro Las líneas del éxito. Para él hay dos factores que coadyuvan a la consolidación de la cocaína, más allá de su prestigio social. Uno es su precio, estabilizado entre las 10.000 y 12.000 pesetas el gramo, "lo que la convierte en una droga accesible". El segundo factor es su pureza. "La heroína está muy adulterada y la calidad de las drogas sintéticas ha bajado muchísimo en los dos últimos años", asegura Díaz. El 90% de los cocainómanos consumen además alcohol de forma asidua, lo que multiplica los estragos sobre la salud.

El consumo entre los 14 y 18 años sigue al alza

Pese a que en los últimos años el consumo de cocaína se ha estabilizado en España, éste sigue creciendo entre la población de 14 a 18 años. La tendencia al alza en los adolescentes, que ya se había detectado anteriormente, se confirma ahora en el último informe del Observatorio Español de Drogas: en 1999, el consumo entre los más jóvenes ya es tres veces superior al de la población en general. El porcentaje de españoles que ha consumido cocaína en los últimos 30 días es del 0,8%, mientras que entre los estudiantes de 14 a 18 años es del 2,4%. El indicador sube al 4,8% entre los jóvenes que reconocen haberla probado alguna vez. La confirmación de este hábito es, según el delegado del Gobierno para el Plan Nacional de Drogas, Gonzalo Robles, "la peligrosa consolidación de un uso lúdico y recreativo de la droga". El objetivo es aguantar al máximo y potenciar la excitación. La extensión de su consumo, dicen los expertos, tiene mucho que ver con la bajada en la calidad de las drogas de diseño.

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