En honor de Brian

Los transplantes de órganos constituyen hoy día una realidad terapéutica perfectamente consolidada en nuestro país. Cada vez que se produce una donación-transplante asistimos a un compleo proceso en el que participan casi un centenar de personas, constituyendo un excelente prototipo del trabajo en equipo. Comienza con la magnánima generosidad del donante que, a través de sus familiares, cede los órganos después de su fallecimiento y culmina con los transplantes de distintos órganos que salvan la vida de unos enfermos que, hasta hace pocos años, estaban condenados a morir.La imagen que la mayoría de la población identifica con un transplante de órgano suele ser la de unos médicos cirujanos en un quirófano realizando una complicada intervención quirúrjica. Pero detrás de esta imagen hay un gran número de profesionales sanitarios y no sanitarios que desarrollan su trabajo de una forma callada, sin ningún tipo de protagonismo, pero de una forma eficaz. Uno de ellos era Brian Davies-Clarke. Todos los que lo conocieron coinciden de forma unánime en resaltar su gran profesionalidad, experiencia, permanente disposición, gran valentía y serenidad. Su última misión tenía como objetivo traer un corazón para un paciente en situación crítica. No fue posible. Su objetivo se vio frustrado falleciendo, como los buenos, en el acto de servicio, al intentar aterrizar en el aeropuerto de Córdoba. ¡Cuántas vidas habrá contribuido a salvar el querido Brian¡.

Todos los que trabajamos en el complejo y maravilloso mundo de la donación-transplante sentimos en estos momentos unprofundo dolor por la desaparición de Brian. Recordando a Miguel Hernández, cualquiera de nosotros "quisiera ser llorando el hortelano / de la tierra que ocupas y estercolas, / compañero del alma, tan temprano...".- Manuel Alonso Gil. Coordinador Autonómico de Transplantes del Servicio Andaluz de Salud. Sevilla.