Los afectados de infarto tardan una media de 160 minutos en recibir tratamiento adecuado
Un estudio demuestra que la demora en la asistencia reduce la expectativa de vida del enfermo
El tiempo es vida, nunca mejor dicho. En la asistencia a los enfermos con infarto agudo de miocardio, cada minuto de ahorro de tiempo aumenta en 12 días las expectativas de vida. Por contra, 30 minutos de demora reducen un año esas esperanzas. Lo malo es que, según una minuciosa investigación publicada ahora, en España, desde que el infartado percibe el dolor hasta que se inicia el tratamiento adecuado en un hospital, transcurren 160 minutos de media. La consecuencia es que de cada 100 enfermos con infarto agudo mueren 31, de los que 19 (el 61%) fallecen antes de llegar al hospital.
En la primera hora
En los infartos de miocardio la asistencia sanitaria adecuada es vital cuando se produce a tiempo. Un minucioso trabajo presentado por el doctor Antonio Reina Toral en la XVII Reunión Nacional de Cuidados Intensivos Cardiológicos, organizada por el Servicio de Medicina Intensiva del hospital Clínico San Carlos de Madrid, demuestra que el 61% de las personas que mueren tras sufrir un infarto agudo de miocardio (IAM), fallece antes de llegar al hospital por una arritmia potencialmente recuperable con la asistencia debida. Y entre los que salvan su vida una vez en el hospital, la celeridad en el tratamiento tiene también consecuencias importantes: por cada minuto de ahorro de tiempo se ha establecido que se aumenta en 12 días las expectativas de vida. Es decir, 30 minutos de demora en la atención adecuada reducen en un año la esperanza de vida.Desde que una persona percibe los síntomas de un infarto hasta que se inicia el tratamiento fibrinolítico en un hospital pasan en España entre 160 y165 minutos. Demasiado tiempo, pues la media ideal se sitúa en los 60 minutos hasta llegar a un hospital y otros 30 minutos para el inicio del tratamiento adecuado (que ahora se demora hasta 50 minutos de media). Estos plazos ("retraso", dice el estudio del doctor Reina) tienden a disminuir muy lentamente, pero "el pequeño descenso se ha hecho fundamentalmente a expensas de acortar el retraso intrahospitalario, que se ha situado en España en unos 45 minutos", dice.
Los datos aportados por Antonio Reina, jefe de sección de la unidad coronaria cardiaca en el hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada, indican que, mientras que la mortalidad a los 30 días de los pacientes que ingresan por IAM en los hospitales presenta un descenso importante en las últimas décadas, la mortalidad total de los IAM desciende poco debido al alto número de fallecimientos extrahospitalarios por esa causa.
Sobre una muestra de 45.658 casos de 70 hospitales de toda España, el informe Reina demuestra que el retraso extrahospitalario está en torno a 130 minutos y permanece prácticamente invariable desde hace años. Otro dato: el 57,1% de los pacientes con IAM acude directamente al hospital sin pasar previamente por ningún sistema sanitario. Reina indica que en estos casos el retraso es en torno a 20 minutos menor que cuando se reclaman los servicios de algún sistema sanitario, la mayoría a través de su centro de salud y un porcentaje inferior telefoneando a urgencias.
El informe de Reina afirma también que "el tratamiento fibrinolítico en el marco del IAM consigue disminuir la mortalidad hospitalaria", pero que este beneficio es "tiempo dependiente": "A menor retraso en el inicio del tratamiento fibrinolítico, mayor es el número de vidas salvadas por pacientes tratados". Pero la relación entre precocidad en el inicio del tratamiento y beneficio en términos de vidas salvadas no es lineal, sino exponencial, de manera que el beneficio es muy importante cuando se inicia el tratamiento en la primera hora, para ir disminuyendo posteriormente de forma muy rápida.El estudio advierte del "relativo absurdo que supone volcar todos los recursos sobre lo que se podría llamar fase hospitalaria". Las cifras de retraso desde el inicio del dolor a la llegada al hospital de este tipo de pacientes (130 minutos) son muy altas en comparación con el retraso intrahospitalario (desde la llegada al hospital hasta el inicio del tratamiento fibrinolítico), que se demora 49 minutos.
El informe aprecia un lento pero progresivo aumento de la edad de los pacientes con diagnóstico IAM y una estabilización de la mortalidad en las unidades de cuidados intensivos: en torno al 9,5%.
El doctor Reina reclama programas de educación sanitaria para instruir a la población de riesgo sobre cómo deben reconocerse los síntomas de un infarto agudo, la actitud que hay que tomar en esas situaciones y cuándo y adónde se tiene que recurrir; formar a los médicos de los centros de salud para la atención adecuada en estas situaciones y dotarlos de los medios necesarios (ECG, desfibriladores), y utilizar adecuadamente los servicios de emergencias para la atención de una de las patologías para las que especialmente han sido diseñados.
Reina cree que los retrasos intrahospitalarios se pueden remediar con cierta facilidad (puesta en marcha de protocolos, la realización del tratamiento fibrinolítico en urgencias, pauta fibrinolítica), pero que "la parte principal del retraso -la que va desde el inicio de los síntomas hasta la llegada del paciente al hospital- depende de dos componentes no fáciles de manejar: el propio paciente desde que reconoce la gravedad de su situación hasta que pide ayuda y el sistema extrahospitalario, que debe ser capaz de tratar adecuadamente desde el principio a estos pacientes y reducir los retrasos en su llegada al hospital con medidas tan simples como la administración de aspirinas precozmente y la realización e interpretación correcta del ECG, de una adecuada reanimación cardiopulmonar e incluso la realización de fibrinolisis extrahospitalaria.
"Es como si el sistema hubiera tocado techo"
"Aún hay mucho que mejorar con los medios que tenemos, pero muchas de estas mejoras dependen de la organización y coordinación, más que de fármacos sofisticados y caros", afirma el doctor Antonio Reina después de participar en la XVII Reunión Nacional de Cuidados Intensivos Cardiológicos. Así que los expertos reunidos en Madrid, convocados en el hospital Clínico San Carlos por la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias, hablaron sobre todo de la calidad de la gestión. Se sabe mucho de los cuidados intensivos cardiológicos, pero no sobran esfuerzos que permitan conocer más sobre el comportamiento de todo el sistema sanitario ante ese creciente problema de salud.
Éste es el terreno en el que se mueve el informe del doctor Antonio Reina, titulado Impacto del Registro ARIAM en la gestión de calidad. ARIAM quiere decir "análisis del retraso en el infarto agudo de miocardio" y es, fundamentalmente, un mecanismo de medición informatizada muy compleja (y muy completa) que ha permitido a este especialista identificar las ineficacias a que se enfrentan los hospitales españoles ante los infartos agudos.
Iniciado hace seis años en Andalucía y Murcia, el ARIAM alcanza ya a 70 hospitales de toda España, y especialistas como Justo Ferrero y Francisco Martín Santos, presidentes del comité científico y del comité organizador, respectivamente, de la reunión médica celebrada en Madrid, creen incluso que es una de las bases de datos más amplia del mundo en esta materia.
Reina demuestra que se ha logrado reducir el retraso intrahospitalario en el tratamiento de los IAM -la situación en Andalucía, pionera en este sistema, es ligeramente mejor que en el conjunto del país-, pero constata que, en los últimos periodos analizados, esos descensos parecen haberse estabilizado. "Es como si el sistema actual hubiera tocado techo, precisándose nuevos diseños de intervenciones para intentar seguir mejorando los retrasos", dice el médico granadino.
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